Hace 1 hora
viernes, 29 de junio de 2018
miércoles, 27 de junio de 2018
martes, 26 de junio de 2018
El día de mañana. Primera temporada.
Al principio no sabes si El día de mañana es una completa tomadura de pelo. De vasallo felón a señor feudal; de estafador a estafado; de muerto de hambre a figura picafloriana. Puede que solo sea una impresión. O no. Puede que la Barcelona de 1966 sea una zona gris, sucia, asquerosa. O no. Puede que Grant y Audrey, que Cary y Hepburn, apellido y nombre, nombre y apellido, fueran un error. O no. Puede que los actores de doblaje deban ser neutros. O no. Puede que la codicia de los estafadores tenga su propia penitencia. O no. Puede que los tíos se preocupen por sus sobrinas porque sus hijas no tengan solución. O no. Puede que los hijos busquen milagros virginales en locuras temporales porque las madres tienen que morir. O no. Puede, puede, puede. O no. Y las visitas de Franco a Barcelona, una y otra vez aclamado por los catalanes, porque Catalanes todos somos. Como los líderes del PNV, los mayores seguidores en su día de Franco. Pero eso es otra historia, como no hablar del miedo. Y del miedo siempre hay que hablar. Y el teatro, y los libros, y la orfandad, y las monjas metiendo miedo y zumo de piña que sabe mal. Si. Eso también es otra historia. Y el boxeo en la tele pública, como Dios manda. Y el juramento que hizo el Príncipe, hoy padre del Rey. Y del 66 al 77 va un mundo. Y el confidente y sus múltiples aristas. Y la cárcel modelo de Barcelona, antes y después de la conjuntivitis, que era como el hombre de la camisa verde llamaba a veces a la transición. Y el chiste ambulante de Arias Navarro, y su guerra eterna por no parecer patético. Y representar Historia de una escalera en mitad del caos, en mitad de la traición, en mitad de un teatro que no era teatro sino grito por escapar a la censura. Pero la peor censura es la que vino después: la de mirar para otro lado cuando te señalaban por el dedo. El mismo Ginés Caballero me dijo que estaba con sus amigos del PCE en Aljucer City y que atrancaron las tuberías del aseo de tantos papeles que tiraron la noche del 23F. Pero antes de aquel febrero se reprodujeron distintos experimentos a uno y otro lado de las ideas, a una y otra bahía de la ausencia de ideas: CEDADE, Triple A, Fuerza Nueva, Guerrilleros de Cristo Rey y todos aquellos que García de Cortázar llamaba Neofascismos. Sin antiguo paracaidista de Argel, pero creando una idea de recuperar lo perdido, de recuperar aquella Barcelona que siempre aplaudió a Franco al 99%. El día de mañana no es solo la historia de una rata. No solo eso. La rata, desde su posición de profunda miseria, va ascendiendo a ese reino burgués catalán, escoria pura y dura, hasta que vuelve al Infierno (si es que alguna vez se fue de él). Pero siempre hay una rata más rata que tú. Siempre. Aquí, en la Italia de 1992 y en Partido Comunista de España en 1977. Se pregunta el personaje de Alex Casanovas, encanecido y con mil cicatrices, como el PCE podía estar a favor de elecciones a la vez que lo estaba de la Cuba castrista. Será por contradicciones en la vida. Solo hay que escuchar lo que decía nuestro guaperas Pedro Sánchez sobre Quim Torra antes y después de ser presidente. Vivan los baches en el ADN y los baches de lo artificial de la política. Y todo, siempre por lo mismo: el mantenimiento del poder (vulgo, dinero). Y los secuestros y las bombas y los bombardeos que no se hicieron, y el andalucismo olvidado del PSOE catalán hoy convertido en PSC (o no sé qué, con las visitas icetísticas a nuestra adorada costa cálida). Badajoz, Ebro, batallas que vienen a la memoria porque el guerracivilismo sigue vivo. Y la estafa, también. Las naciones nacen, mutan y, como en el anuncio de Cruz Verde, las cucarachas de las cloacas, emergen y necesitamos una eficacia probada para acabar con ellas. Y da mucho que pensar El día de mañana. Mucho.
Coda: Y aunque pasen ya casi ocho años, aquí seguimos. Con la conjuntivitis a cuestas. Y nadie dimite y el vodevil político sigue.
Coda: 13 veces. 13.
domingo, 24 de junio de 2018
Las patrias, los escoltas y todo lo demás
Lo resume a la perfección David Gistau en su artículo de hoy en El Mundo. Ese momento, cualquier momento, en el cual un político pone en la diana y a los pies de los caballos a un intelectual, a un periodista, a alguien que dice lo que piensa. Escribe Gistau, con razón, los "ideales d'annunzianos". Tito Gabriel para los amigos. D'Annunzio. Ayer, entre prácticas y temas de oposición escribí su nombre un par de veces. También el de Spengler. Y el de Ramiro Ledesma. Y de bote en bote, también tuve que citar el asunto Dreyfus. Antes o después, todo se relaciona. No hay vuelta atrás. Siempre hay tipos que ponen la diana y tipos que disparan a la diana. Y, aprovechando que junio llega a su fin, los higos se caen y se pisan y queda una huella. O varias. Pero no se ven. No. No se ven de la cantidad de mierda que hemos puesto y no hemos limpiado en su momento. Ni en una calle del siglo XVI en una ciudad con mucha lluvia. Otra vez, la misma historia. La de todos los días.
Dolor contra felicidad
Los viejos, los que más saben, los que dan consejos y han de ser escuchados con más atención (o simplemente escuchados), dicen que los menos viejos no pensamos lo suficiente en lo que viene, en el dolor, y que siempre nos quedamos con el éxtasis del momento, con la felicidad de lo inmediato. Siempre hay un himno para enfatizar, siempre un himno para subrayar con bolígrafo rojo. Y, el reloj, fuera de la mano, y los pañuelos a mano por si hacen falta.
sábado, 23 de junio de 2018
viernes, 22 de junio de 2018
jueves, 21 de junio de 2018
miércoles, 20 de junio de 2018
lunes, 18 de junio de 2018
Versalles. Tercera temporada.
Demasiadas historias paralelas para empezar la tercera temporada de Versalles. O tal vez, no. Vuelta de la guerra, protestantismo, deseo contra vicio, incitación a la sublevación, y, como no, el hombre de la máscara de hierro. Y juramentos. Antes morir que confesar, antes volver a caer que escapar, antes un producto de las colonias que el pan y el agua. La seguridad, las revueltas, los zapatos del rey, la familia, el jaleo. España, Austria, jodiendas con vistas y no solo al sol español. Huir hacia ningún sitio. Hay sitios, como los autobuses urbanos, de los que no se puede escapar. Nunca. Lacitos amarillos y de todos los colores. Cerrajería. Roma. Sotanas, antes y después de pasarlo todo por la encíclica de turno. Y las hortensias. Clérigos como chicos de los recados. Leopoldo, el Papado, pactos, la futura muerte de Carlos, la división de España, tácticas ajedrecísticas, Francia como verdadera nación católica. Presencias vaticanas. Eminencias pasadas por vino. Demasiado oro, demasiada Biblia, demasiada mierda oliendo a incienso. Acercar o estar disponible, son cosas muy distintas (ya lo decía el hombre de la camisa verde). Los caballos, el jardín, la fuente. ¿Las mujeres no son expertas en cambiar de opinión? Guerras de religión que no parecen terminar nunca. Círculos que nunca se cierran. Muertes innecesarias. Agonías entre papeles. Demasiada (falta de) diplomacia. Y, claro está, el Infierno es una cosa muy personal. Demasiado.
domingo, 17 de junio de 2018
viernes, 15 de junio de 2018
La Decisión (de Griezmann)
¿Realmente ha sido La Decisión (de Griezmann) una tomadura de pelo? ¿De verdad era real este documental? ¿De verdad que se cree Antoine a la altura de LeBron James? Se queda. Dice que se queda mientras se va a encontrar(se) con los caballos. Con sus caballos. Y lo mejor de todo es que no se entiende lo que dice la mitad de las veces. Nada. ¿Mala copia de lo de James? Lo de James no lo he visto, pero esto es difícil de clasificar. Pero dice que se queda en el Atlético. Veremos el curso que viene.
jueves, 14 de junio de 2018
Billions. Tercera temporada.
Se trata de la batalla. De la batalla de las ideas. Un banquete de ideas, de inmensos manteles blancos, de la lucha de los gemelos dorados, de las copas y las luces sobre las mesas. No deja títere con cabeza esta tercera temporada de Billions (otra vez). Y cada problema tiene su solución. Y se añora Billions cuando no se tiene. Dar pena en mitad de las tinieblas. Cartas. Nuevos protagonistas. Usurpadores. Proposiciones (in)decentes. 30 millones por decir. Cifras, cifras, cifras. Emociones diluídas. Tratos, tratos, tratos. Intentos de recuperar vidas. Anillos que lo cambian (casi) todo. Reflexiona también la tercera temporada de Billions sobre el origen genético de la bajeza. Y los dientes largos intentando probar un escribano, uno de esos que se ahogan en un buen Armagnac. ¿Qué ocurre cuando nos pasamos la ley por el forro de los caprichos? ¿Qué valor tiene la amistad en 2018? ¿Todo vale por dinero? ¿Todo es cuestión de sueños (in)cumplidos? ¿El café sienta mejor que la cicuta? ¿Cuándo llegan los temporeros a la casa del abuelo? ¿Es la culpa un estado mental? ¿Precio al kilo de culpa? ¿Cómo está de precio la culpa? ¿Tenemos estómago para mentir una y otra vez? Todos contra todos. Todos contra el mundo. Todos quieren ser el mejor. Pero no hay universo para todos. No hay suficiente dinero para todos. No vale, incluso, una pachanga con Sharapova. Tampoco juntar(te) con rusos que te hacen recordar la importancia de la familia. O tomarte un Casamigos con quien ha estado siempre en tus peores pensamientos. Como pasaba con Ray Donovan, los penúltimos capítulos de temporada son grandiosos, y hacen que pensar y dejan frases memorables, icónicas palabras para momentos de subrayado rojo, de énfasis infinita, de limar y lavar y hacer sangre a los amigos. Si es que existen los amigos. Y si existen, regalarles algo que les apasione aunque a ti te traiga malos recuerdos. Seguir siendo el rey aunque existan otros que quieran ese reinado. No es fácil en los capítulos intermedios seguir la tela de araña que se borda con aguja fina en esta tercera temporada de Billions. El jersey puede salir raro. Pero no. Entra bien y la lana no pica. Y puestos a joder la marrana, frases míticas: "No hay mamadas en un caso federal". Tal que así. "La poligamia es una forma de socialismo". Otra que tal. "Ganar no es ganar si no hay matanza". Para enmarcar, también con un buen ganchillo. "Decir la verdad es lo peor". Puede ser. "A veces, lo malo que pasa, no es tan malo". Billions siempre deja una colección, pero es difícil hacer la selección. Complicado. Y al final, siempre se abre una puerta y las coaliciones cambian, en plan Borgen y hay nuevos enemigos, y nuestros mayores detractores se convierten en nuestros máximos aliados. ¿O era al revés con los comunistas? Todo es un plan que cambia. Siempre hay que tener un plan B, de los buenos, con mayúsculas. O tal vez, no.
miércoles, 13 de junio de 2018
martes, 12 de junio de 2018
El lápiz del carpintero
Empieza El lápiz del carpintero reflexionando sobre la dificultad de entender ciertas fronteras. Demasiadas fronteras. Antes, ahora, después del 1-O. La locura de las fronteras. La locura de las guerras. La locura. Y también pone énfasis en el nacimiento de todo, fruto de enfermedades varias. ¿Es la Biblia el mejor guión del mundo? Sin duda. Irrepetible. Podemos juegotronear, podemos crear lutheradas historias, podemos peakyblindear. Pero bibliear como lo hace la Biblia, imposible. Y tiene razón Rivas al escribir que hay tascas que son universidades. No de encontrar másteres ni TFG's. No. Lugares en los que aprender escuchando, estando en silencio, gerundio tras gerundio aunque sepas que la muerte está cerca. Porque en el 36, como ahora en una capilla universitaria, hay lecciones que aprender. Le digo a mis alumnos que siempre, a pesar de lo bueno o malo de sus profesores, siempre aprenderán algo, sea del Edicto de Worms o del Compromiso de Caspe. Siempre sacamos algo en claro y nos damos cuenta que la familia es muy importante pero no lo único importante; que no tenemos tantos amigos como creemos tener y si tenemos personas con las que pasamos ratos; que los amigos de verdad (no lo escribe Rivas pero si don Manuel Alcántara) se comprueban en la cárcel, en el hospital y en el cementerio. Y El lápiz del carpintero muestra la crueldad de la cárcel, de los recuerdos de fuera de la cárcel, de los momentos en que se cruzaron miradas de Vida y Muerte y de acordeones en un rincón de una costa mortífera. Y esconjuros para todos. Y en la cárcel, ese lápiz rojo de carpintero, entre mano y oreja pintó a sus compañeros, y a Da Barca lo convirtió en el sonriente Daniel. Bendita/Maldita sonrisa. Ilustra también Rivas la locura, pero lo hace con palabras. Lo hace recordando que nos empeñamos en hacer invisible, una y otra vez, al enfermo. Los locos y los disminuidos psíquicos muestran, con sus difíciles aristas, la complejidad del ser humano: de lo impensable a la lágrima, de la esquizofrenia al llanto, de la felicidad a la tortura existencial. Jodiendas con vistas a la camisa de fuerza. Heridas invisibles, recalca Rivas. Hasta que, entre gritos, entre alaridos, entre serruchazos de las cuerdas vocales, salen a nuestros oídos. Y lo audible antes que visible. Y luego, cuando son visibles, depende de los estómagos que tengamos, podemos mirar o no. Lo que vale para la locura psíquica y física, vale para la locura existencial, la locura moral, la locura política. A aquella locura de 1936 nunca se debió llegar. No sé si la paz hubiera sido posible (como Chapaprieta escribió), pero algo se debió cambiar aparte de lo que ya se cambió (leyes electorales). Creo recordar que el hombre de la camisa verde, entripipado, decía que todos llevamos una bomba de Hiroshima dentro. Y luego, se junta esa, y la de Nagasaki de mi de Acción Republicana, y la tuya de Falange, y la otra del PSOE, y la de los lerrouxianos, y la de todos aquellos que no hicieron el suficiente esfuerzo de poner de acuerdo a irreconciliables. No valía ser Italia, o Alemania, o Rusia. No. Debimos mirar más a otras democracias. Y no lo hicimos. Y lo hicimos A sangre y fuego y a lo que hiciera falta. Interminable verano el de 1936 como señala Rivas. ¿De verdad que los muertos que no mueren son un fastidio? ¿Siempre? Y el despioje mutuo como ejercicio (no solo de futilidad) recíproco. ¿La justicia pertenece al cuerpo de las almas? ¿Siempre? ¿Había disciplina en las calderas del infierno? Y las monjas, y las conversaciones con las monjas y la sangre judía de Santa Teresa. Y todo lo demás, también. Cárceles, trenes, nieve y poderes para unir. Y para escapar. Y para matar.
Los Jóvenes Turcos
No sabía yo que Margallo había sido el promotor (o uno de los promotores) de aquel grupo de UCD que pretendía renovar el partido. Los Jóvenes Turcos, se hacían llamar. Casi nada. Pero casi cuarenta años después vuelve a pretender regenerar la herencia política (o lo que queda de ella). Vaya país.
lunes, 11 de junio de 2018
Sobre los Artic Monkeys (otra vez)
Sigo escuchando, sigo leyendo, sigo con las maldiciones que vierten otros sobre los Artic Monkeys: No son los mismos, nos los han cambiado, son un chiste ambulante, se creen lo que no son. ¿No cambiamos todos antes o después? Hasta la Mona Lisa envejece. Cierto. No somos los mismos. Ni falta que hace. No caigamos en el mismo error. ¿Tan difícil es ser verdaderamente críticos en vez de comportarnos como cítricos de mal ácido? Nada nuevo bajo el sol, nada nuevo en el cuarto poder. Nada nuevo. Nada.
domingo, 10 de junio de 2018
sábado, 9 de junio de 2018
¿Le hemos hecho daño a la flor?
De vez en cuando, entre jarrones rotos y misiles y rosas quemadas, viene bien reflexionar si le hemos daño a la flor. En Casi famosos se afirmaba. Ahora, entre cosas que no existen, debemos volver a hacer(nos) preguntas, con o sin respuesta. Cuestiones, dudas, preguntas, observaciones.
Reflexionando sobre el Liberalismo
No se puede estar de acuerdo en algunas de sus frases, pero como siempre digo a mis alumnos, hay que escuchar. Siempre. Y luego, que cada uno saque sus conclusiones. Con plusvalías y sin ellas.
viernes, 8 de junio de 2018
Las cosas claras
No sé el modo de arreglar la situación del Real Murcia. Este hombre, al menos, parece que dice la cosas claras. Veremos. La rueda de prensa no tiene desperdicio. Diciendo las cosas claras. Y al hombre de la tierra del tequila, lo retrata. Lo dicho. Veremos el fin, aunque el túnel sea muy largo.
jueves, 7 de junio de 2018
Sobre Fernando (Grande-Marlaska)
La única vez que he tenido la oportunidad pleistocénica de hacer una pregunta al señor Ministro de la Gobernación (vivan las Cortes de Cádiz, lo del 77 es otra cosa) fue hace mucho tiempo. El señor Fernando (Grande-Marlaska) vino a una charla coloquio en el Arco de San Juan y tuvimos dicha ocasión. Yo, con la imprudencia de aquellas épocas sin canas, fui de los primeros en preguntar (no sé el atrevimiento) sobre algo que me vino a la cacerola el asunto de Pinochet, Londres y Garzón. Aquel jaleo que abría el Telediario día par e impar, acabase en ese o en o. Daba igual. Había que hablar del tema. Recuerdo que la respuesta fue aquella de otro ministro (en este caso, de Estado, que el cambio después de la Guerra Civil fue una pamplina): decir sí, quiere decir quizás; decir quizás, quiere decir que no; decir no... no se puede puede porque entonces vaya titular del Ministerio de Estado. No me enteré de la respuesta. Si recuerdo de aquel día, curso 2007/2008, viernes que me fui como vine. Bueno, un agua vichinesca me llevé al cuerpo. Y nada más. Pero recordé lo que me dijo el profesor don Alejandro García García, en clase en el curso 1999/2000 sobre aquel asunto londinense. El profesor, en aquella clase en la que había un piano, me dijo que aquel personaje debía morir en Chile y en su cama. Y tanto Fernando como don Alejandro me dieron respuestas que no esperaba, tanto o más como el nombramiento del primero como jefe del Ministerio de la Gobernación. Y todo lo demás también.
Coda: De aquel día en el Arco de San Juan también recuerdo la cantidad de guardaespaldas que llevaba el hoy ministro y que Fran Sánchez, hoy director general de juventud de la CARM habló en la presentación del asunto del grupo musical.
Coda 2: A mis alumnos les sigo recomendando que utilicen la doble denominación de los ministerios, que una Guerra Civil y una Dictadura no olviden el pasado nombre de esas instituciones. Y que al Presidente del Gobierno también se le podía llamar Presidente del Consejo. De Ministros, claro está.
Siempre pienso que...
... me han engañado. Un ministro de Deportes que odia el deporte. ¿Qué será lo siguiente?
miércoles, 6 de junio de 2018
martes, 5 de junio de 2018
¿Relación con los libros?
Habla Petón de sometimiento. La relación con los libros es de sometimiento. Casi nada.
lunes, 4 de junio de 2018
¿Desde Godoy?
Hay que pensar en el suicidio colectivo, en el bolso, en gurtelandias y en todo lo demás. De viernes a lunes como escuchábamos en Radio 3 a Paco en De 4 a 3.
El puente creaba...
Lectura de lunes, lectura de cartas, lectura de temas de oposiciones y lectura de artículos de opinión.
domingo, 3 de junio de 2018
sábado, 2 de junio de 2018
Sobre golpes (posmodernos)
Interesante entrevista a Daniel Gascón. Terminología necesaria para estos tiempos (mécanicos, de reloj y de los otros) en los que la brújula ha sido descartada para muchos asuntos. (Des)nortados todos.
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