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sábado, 29 de agosto de 2020
El perfume. Primera temporada.
Bajos instintos los que salen a relucir en la primera temporada de El perfume. Bajos. Los peores. La locura, el sadismo, la enfermedad, el deseo, la crueldad, la falta de humildad, los silencios, la vergüenza, el descontrol. No sé el adjetivo, si tuviera que elegir uno para definir El perfume, que elegiría. Quizás, perverso. Llega incluso, en ocasiones, a ser desagradable. El tema de llevar los sentidos al extremo tiene peligro. Mucho peligro. Y El perfume nos lleva a eso, a ponernos en una situación extrema y ver que haríamos en esa situación. Y las amistades pueden ser muy peligrosas y, la imaginación, también.
viernes, 28 de agosto de 2020
El robo del siglo. Primera temporada.
Otra vez Andrés Parra se come el mundo. Esta vez en El robo del siglo. Vaya robo en la Colombia de los 90's. Los focos estaban en otras cosas: la droga, el proceso de los 8.000 y cuarenta mil asuntos más. El robo del siglo es un ejercicio de corte y confección: explica los motivos por los que unos individuos (también individua en individue, todo hay que decirlo) dan el golpe de sus vidas. O el que pudo ser el golpe de sus vidas. Nada es para siempre. Todo lo que sube baja y todo amor es traición y acaba en mentiras y cintas de video de cumpleaños del pasado. Atracos, trasplantes, huidas y decepciones. De todo hay en El robo del siglo.
Coda: Y deja frases para enmarcar, del tipo "uno no elige la familia en la que nace pero si en la que delinque" o "ladrón no es el que roba sino el que se deja coger".
miércoles, 26 de agosto de 2020
Vuelve Alsina.
Un 26 de agosto, cuando Messi se quiere ir y Pedro Sánchez vuelve morenito de su gira vacacional. Pero con peores datos y sin respuesta Y nos recuerda Alsina que ayer, en su homilía, el presidente no habló de ránking. Y la oposición, tocando la guitarra. Y Sánchez habla de garantía en colegios y en institutos, como en el ayusiano Madrid.
domingo, 23 de agosto de 2020
Normal People. Primera temporada.
Tuve que esperar al cuarto capítulo de la primera temporada de Normal People para que la Ley de Godwin se cumpliese. Y antes o después, se cumple, sobre todo si metemos en la coctelera al hijo de una limpiadora con una ricachona niña repelente de instituto. O no. La ley de Godwin aparece aquí y en Galapagar, con Bárcenas y los ERE de Andalucía. Pero centrémonos en Normal People. ¿Tanto bombo para esto? Está muy bien la libertad de expresión, pero hay que saber utilizarla. Y la duración de las series, también. Hay que ponerle freno, antes y después de la pandemia, a muchas cosas: a los clubs de debate, a los escritores noveles con pretensiones, a los repelentes niños de mamá (el orgullo de mama), a los bohemios ricos que van a lo suyo, al deporte como fábula en edad escolar, a las válvulas de escape, a las mentiras (porque la verdad no existe),a buscar protagonistas británicos que se parezcan a los hermanos Neville del viejo ManU, a los diálogos que no llevan a ningún sitio, a las idas y vueltas, a los desengaños y reencuentros,a la vergüenza de estar por alguien y lo humillante de no contarlo, a permitir cosas que hace 15años no hubiéramos permitido, a buscar respuestas donde no hay preguntas, a unir vidas anteriores conon presentes de mierda, a pensar en querer encajar y ver que es imposible, a pensar y volver a pensar,a llevar atados en el código ético lo borde y lo frío. O no. Quizás no.Quizas no se pueda entender nada. Quizás la milonga que nos contaron profesoras que ya están muertas no merezcan ser recordadas. Quizás faltamos a nuestras promesas y no vamos, como Carolina Durante, los segundos domingos de cada mes al cementerio. Todo mentira. Normal People, la lucha de clases llevada a la tele: otra gran mentira, otra colección de niñatos con pretensiones que se desvisten y hacen creer que hay profundidad cuando solo hay fango. Mucho fango. No vale creer lo que suponemos de los demás, hay que comprobarlo en las situaciones de estrés. Y las prisas, como decía García, para los ladrones y los malos toreros. Y no es lo mismo deleitarse viendo a un Velázquez que viajeros de madera. Lo dicho, Normal People, otra gran mentira.
sábado, 22 de agosto de 2020
Virgin River. Primera temporada.
De tarde en tarde, de madrugada en madrugada, cae un Videodrome de Radio 3. Y caes en el dedicado a Sospechosos habituales. Y luego lo comparas con todo lo demas. Y te acuerdas de la comparación presente-pasado-presente. Con Virgin River hay mucho de ese pasado-presente-pasado. Muchos flashback, o como se diga. Como se diga. Y luego te pones a pensar, y recuerdas elecciones erróneas, equivocaciones, fallos, saltos temporales, huidas. De todo un poco tiene la primera temporada de Virgin River entre diálogos y consultas, entre realidades que duelen y dolores que se sienten. O no. Tal vez todo sea mentira.
jueves, 20 de agosto de 2020
We Hunt Together. Primera temporada.
Nos gustan los malos malísimos. Y los buenos buenísimos. Y los que van de una cosa y son otra. Al principio, ennesa diferencia, me llevó la primera temporada de We Hunt Together a los primeros capítulos de la primera temporada de Killing Eve
Bajo un perfil menor, We Hunt Together nos lleva a hacernos preguntas: ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Por qué personas nos vemos obligados a hacer cosas que no queremos? ¿Qué mierdas seríamos capaces de hacer en unas situaciones extremas? La tortura, el maldito pasado, la convivencia deteriorada, las pastillas que acaban en otras drogas, el disco que suena para esconder el dolor, la huída, los daños colaterales... Excelente primera temporada de We Hunt Together.
miércoles, 19 de agosto de 2020
Marcella. Tercera temporada.
Vaya un final para la tercera temporada de Marcella. Ríete tú de el de cualquier película de Eastwood o de Tarantino. Un paso más. Y Marcella juega al diablo siguiendo la stoniana reflexión de Federico Volpini: "El diablo es un agente doble al servicio de la providencia". Tintes, agujero en el techo, Belfast, Mafia, drogas, política. Tiene de todo la tercera temporada de Marcella. A veces hay que olvidar, a veces hay que tener estómago, a veces hay que saber matar y a veces saber perdonar. Todo es imposible, pero Marcella lo intenta. Jugar con dos barajas es difícil, pero siempre hay un Paul Newman en un tren con el que jugar a las cartas en un tren. O no.
sábado, 15 de agosto de 2020
Dead to me. Segunda temporada.
Macabras historias estiradas hasta que no hay mañana. Creo que le sobra alguno de los diez capítulos de la segunda temporada a Dead to me. Y los tópicos: el hermano gemelo, la madre desgraciada, el nuevo lesbianismo ilustrado, las ceremonias de recuerdo, las ventas que no acaban nunca, el policía atormentado. De todo un poco. Se ve considerablemente bien, aunque algunas situaciones parecen demasiado forzadas. Y todo lo demás, también.
jueves, 13 de agosto de 2020
Marcella. Segunda temporada.
Vuelve Marcella en su segunda temporada aún mas macabra, aún más sangrienta, aún más salvaje. Y sin concesiones. Ni una. A los fantasmas ya vistos en la primera temporada, se suman otros daños colaterales que van a la yugular familiar y laboral, al morbo del destrozo sentimental y al que te lleva al borde del suicidio. Nada como apretar un rato hasta reventar y que la mano chorree. También reflexiona esta segunda temporada de Marcella sobre la desmitificación de los héroes, sobre el dolor del adiós traumático, sobre las avenidas oscuras que solo te meten en líos. Y todo lo demás, también.
miércoles, 12 de agosto de 2020
Dead to me. Primera temporada.
Hay veces que llegas a una serie con ignorancia absoluta. No sabes si te espera la confirmación de la caja b de un partido de derechas o la supuesta confirmación de un partido comunista en el poder. ¿Cómo reaccionar ante semejante situación? No sabea si reir o llorar, no sabes si acabamos en comedia o en tragedia, en coger los bártulos y marchar al condado de Orange o quedarte en La avata, Galapagar. En la primera temporada de Dead to me hay de todo: diálogos imprevisibles, situaciones complejas, derivas que acaban en lios. Entretenimiento bien planteado, y, además, bien hecho. Las series, como las mentiras, crean dependencias. Pues que vivan las mentiras Y punto.
martes, 11 de agosto de 2020
Perry Mason (HBO). Primera temporada.
"A los leones no les interesa la verdad, solamente la carne". La puta carne. La primera temporada de Perry Mason, con música jazzística de fondo, saca los más bajos instintos a relucir: los muertos de hambre, los vendepatrias, los radiopredicadores con blasfemia, la vuelta a la transformación de Tatiana Maslany, los derrotados de la vida, los viejos que esconden secretos, la corrupción policial, el instinto macabro de los políticos (en los años 30, como ahora). De todo tiene la primera temporada de Perry Mason. Y sí, "una cosa es lo legal, y otra lo correcto". O algo así. También es la historia de una transformación kafkiana, de un tránsito de la tortura a la semiestabilidad, de un proceso que lleva del desorden al orden. Quizás, el problema, sea la diferencia de intensidad entre los distintos capítulos, o, quizás, que nos estemos acostumbrando a series y no distinguimos el grano de la paja, la secta de la religión, el policía y el matón, el negrata que roba en una tienda de ordenadores del boliviano que coge sandías en Lorca, el lesbianismo de la tontería del ministerio de Irene, y los martes con los sábados. O tal vez, como en el robo de un niño, btodo es mentira en época del prohibicionismo del alcohol en el que ganó la Mafia y perdieron los hígados de los estadounidenses. Y como tras la prohibición cerraron muchos aeródromos en Estados Unidos, en el reino valcarcil habrá que ir pensando en cerrar el aeropuerto peatonal de Corvera. Veremos a Perry en otros casos, pero aquí solo hemos visto a Tatiana en dos de sus versiones. Lástima.
lunes, 10 de agosto de 2020
Marcella. Primera temporada.
Sangre, bañeras y bolsas de plástico en torno a una cabeza. A varios cráneos. Casos del pasado que vuelven al presente. Matrimonios más falsos que un billete de Mortadelo. La primera temporada de Marcella tiene muchos kilos de maquillaje en unos personajes que tienen mucho que esconder: envidia, asesinatos, celos, rupturas, dinero, esclerosis, panadería de tapadera, paramoia, vinos caros, chantaje emocional... y del otro, también. Y la enfermedad, la locura, el pragmatismo, que no falten. Nunca. ¿Qué somos capaces de hacer para conocer la verdad? ¿Cómo esconder nuestros secretos más íntimos? ¿Cómo despistar al prójimo con una fachada intentando camuflar lo incamuflable? Buena primera temporada de Marcella. Veremos si las expectativas se mantienen por todo lo alto o tocaba estirar el chicle hasta la inexistencia.
Paranoid. Primera temporada.
Ahora que andamos como locos, vomo pollos sin cabeza, pensando en una vacuna anticoronavirus, está bien pensar en el papel de las farmacéuticas en la vida contemporánea. Paranoid va de lo local (asesonatos ennun pueblo de la campiña británica), a lo mundial ( papel de ina farmacéutica en un ensayo clínico y sus daños colaterales). Pero no sólo se centra en alfa y omega, sino que reflexiona sobre la soledad y la enfermedad, sobre lo cotidiano y lo divino, sobre lo trascendente y lo prescindible. Ahora que pensamos que la vida ha cambiado, ahora que pensamos que hay que hacer testamento antes de ir a currar, también es necesario pensar que no siempre la psiquiatría es buena, que la espiritualidad hay que buscarla en sus formas originales, que necesitamos pausa y serenidad en mitad de un caos que te puedes encontrar en Aljucer o en Dusseldorf. Buena primera temporada de Paranoid, aunque cómo digo de vez en cuando en clase, lo mejor está todavía por ver.
sábado, 8 de agosto de 2020
Karppi (Deadwind). Primera temporada.
A veces nos empeñamos en buscar lejos, en buscar lo complicado, en buscar una conspiración como si fuéramos Jim Garrison y hubiera que encontrar al asesino de JFK. Pero siempre hay que buscar lo más fácil, lo más sencillo, como bien nos indicaba Hannibal Lecter. La primera temporada de Karppi nos lleva a una sucesión de intrigas, de mala leche en Helsinki, de distintos adoradores de egos, dede diferentes formas de aceptar el dolor. Explicar o buscar explicación a un asesinato es uy difícil, y en Karppi esa forma de hacerlo es buena. No siempre es posible cuadrar un círculo, pero Karppi muestra talento e insistencia a la hora de llevarlo a cabo. Atormentada por su pasado más reciente, la inspectora protagonista se empeña en sacar la investigación adelante aunque ello le cueste una factura muy alta. Tanto la trama princiycomo las paralelas se proyectan para buscar la atención de unun espectador que debe pensar sobre hormonas del crecimiento e investigaciones sobre energía verde, sobre muertes sin chalecos reflectantes en Hamburgo y sobre actrices que envejecen, sobre policías con novias drogatas y tipos a punto de jubilarse que se recrean viendo a distancia los mirlos de la temporada. Una primera gran temporada la de Karppi.
jueves, 6 de agosto de 2020
Inés del alma mía. Primera temporada.
Inés del alma mía tiene un buen inicio, pero se va diluyendo con el paso de los capítulos, estirando innecesa riamente rl chicle de la historia. Lo mejor de la serie, empezando tras la historia palentina de homilías del XVI, son las luchas entre almagristas y pizarristas. La historia luego se diluye entre Chile y el Perú en innecesarios viajes de aquí para alla. A favor, que se muestra la rudeza ni concesiones de peninsulares y mapuches. Los tópicos de siempre también están como buena adaptación de una novela de Isabel Allende: mujeres con ojos llorosos y la Inquisición de rigor. Mucho soldado de víscera en tierra de víscera. Mucha mierda sobre mierda. ¿Es creíble que empiece una serie ambientada en el XVI con una individua pegando grutos a aoldados castellanos desde in caballo en Las Indias? Viva el empoderamiento femenino, pijo.Y encima siendo medio panocha, medio zanahoria. la verdad es que está bien esa rebeldía de Inés al principio ante la falta de dote inicial, y la marcha a Sevilla, y la llegada a Cartagena de Indias. Luego ante Valdivia cae rendido ((abre los ojos, Noriega). Y Hernando Pizarro haciendo el gilipollas, y don Francisco mediando, y Almagro esperando lo que le esperaba. Un buen intento, aunque no redondo del todo, el de Inés del alma mía.
miércoles, 5 de agosto de 2020
Bienvenido a la vida peligrosa. Primera temporada.
Aquí, en este Gintonicdream, siempre se escribe Méjico con jota (planetaria o de la Tía Carmen La Pereta). Siempre con jota, como bien nos enseñó el profesor Andreo. Definen en Podium Podcast Bienvenido a la vida peligrosa como narcoserie sonora. Pero es mucho más. Escrita por Arturo Pérez Reverte y adaptada y dirigida por Guillermo Arriaga, nos cuenta las cuitas mejicanas de un profesor heraclitiano en Ciudad Jiménez ( Jiménez también con jota, aunque algún merluzo se apellide Giménez). Con el sarcasmo de turno, el licenciado filósofo se va metiendo en líos entre pistoleros y narcos, entre sicarios y bailarinas, entre dólares y cuernos de chivo. APR pone énfasis en la disparidad de palabras utilizadas a un lado y otro del Atlántico para llamar a las mismas cosas y como una visita protocolaria puede convertirse en una prueba de vida inolvidable. Vivan las buenas aventuras, los buenos narradores y las historias que te llevan a un Méjico que da miedito nada más bajarte del avion, nada más recrearte con el Herradura reposado, nada más suenen los disparos y los suspiros. Viene bien desconectar de vez en cuando y pensar que, otro Méjico, con jota, es posible.
martes, 4 de agosto de 2020
Broadchurch. Tercera temporada.
Allá por 1996 llegaba yo a la residencia catastral después de clase vespertina en la facultad, cenaba, escuchaba a García y me ponía a estudiar con Cadena 100 se fondo y Jesús García Roa de fondo. JGR era de frases que se te quedan, y una de ellas es la siguiente (él la aplicaba al buen DJ, siguiendo un buen manual):"Hay que empezar con énfasis y acabar de forma triunfante". Eso mismo pasa con la tercera temporada de Broadchurch.A su ritmo, pero es una serie redonda. Salpica, impacta, te llega a la patata sacando a relucir los más bajos instintos de cada uno de nosotros. En ciertas situaciones macabras, todo es posible. Y hay que aplaudir que no se estire la serie sin motivo aparente. In final redondo para una serie redonda.
lunes, 3 de agosto de 2020
Rendición (adaptación sonora de la novela de Ray Loriga).
He escuchado, entre triples y viento de Levante, la adaptación de Podium Podcast de Rendición, la novela de Ray Loriga. A Loriga lo tengo en un altar sólo por Za Za, emperador de Ibiza. Pero la adaptación de Rendición (no la he leído), no hace concesión ninguna. Nos vende un drama, una escapada, un nuevo confinamiento, una nieva ciudad, una puta nueva normalidad en la que te controlan hasta cuando te desahogas (e informan adecuadamente a la esposa que te engaña). No disimula la adaptación en mostrar un clima de encierro, un clima de postración, in clima de frustración. No hay que disimular la mierda aunque la recicles. Las referencias dictatoriales son claras: el sindicato, e control, el tenis de mesa, los hijos perdidos en la guerra, el niño con rémoras, el asistente que ocupa tu lugar y, como no, la cerveza gratis. La supervivencia subvencionada, antes del Ingreso Mínimo Vital Español, la hemos visto en muchos regímenes dictatoriales, en fascismos y comunismos anclados en un post conflicto bélico que aprovecharon como nadie. Rendición es una buena dosis, una pastilla de locuacidad ante las mentiras simónicas de cada turno de la Historia. Y todo lo demás, también.
sábado, 1 de agosto de 2020
The Sinner. Tercera temporada.
Vaya manera de cerrar el círculo en la tercera temporada de The Sinner. Paranoias de época universitaria que vuelve al presente para revolver tripas y tumbas, para enredar a preñadas y a protagonistas con ciática, para volver a sentir escalofríos en persecuciones. Locuras, visiones y rastreos de móviles que se intercalan con saltos inimaginables y accidentes, con cuadros y puñales en las manos, con alumnas consumiendo anfetaminas ante profesores descarriados. Buen retrato el que hace la tercera temporada de The Sinner de esta sociedad que hace mucho tiempo que se fue a la mierda.
Broadchurch. Segunda temporada
A velocidad de hiperespacio escribo esto sobre la segunda temporada de Broadchurch, que retoma la historia principal a través del juicio posterior, pero incorpora historias del pasado, nuevos personajes, nuevas tramas, nuevas tragedias. Broadchurch es un drama bien construido: guión sólido, grandes actores, historias duras como la vida misma pero que hay que contar. Historias que reflejan una sociedad que tiene grietas, que tiene filtraciones y, que como los partidos políticos em el poder y en la oposición, tiene sus propias cloacas. Grandísima segunda temporada de Broadchurch, de esas en las que puedes recrearte en los diálogos y en los sarcasmos, en lo visceral y en lo animal. A por la tercera.
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