domingo, 28 de febrero de 2021

Cartas del diablo a su sobrino

Un 26 de noviembre de 2020, a eso de las siete menos algún minuto, nos recomendó don Patricio un libro que andaba en su mesa titulado Cartas del diablo a su sobrino de un tal C. S. Lewis. Al rato, de vuelta a Murcia en el tercer autobús del día, llegó a mis manos y a mis retinas. Cartas entre ángeles caídos. Frases a lo largo del libro para enmarcar y otras para olvidar: “Los dioses son extraños a los ojos mortales, y sin embargo no son extraños”. ¿Entonces qué? “El odio es también un antídoto de la vergüenza”. O quizás, mejor quedar(se) con la siguiente: “El odios es a menudo la compensación mediante la que un hombre asustado se resarce del sufrimiento del miedo”. Miedo y asco, y no solo en Las Vegas, que diría el otro. “Siempre es conveniente sustituir los gustos y las aversiones auténticas de un humano por los patrones mundanos…”. Mundanos… Vogel, ayúdame. “Al hombre no se le puede pedir que tenga opinión alguna de sus propios talentos, ya que muy bien puede seguir mejorándolos cuanto pueda sin decidir su preciso lugar en el templo de la Fama”. Viva la calle Antonete Gálvez de Murcia, pijo. También C. S. Lewis habla de la diferencia entre la eternidad y el presente: “Porque el presente es el punto en el que el tiempo coincide con la eternidad”. Puede ser. “La gratitud mira al pasado y el amor al presente; el miedo, la avaricia, la ambición miran hacia adelante”. No me queda muy claro lo de la gratitud. También describe cada iglesia (parroquia) como “una especie de club”, “grupúsculo” o “facción”. También reflexiona el autor sobre la peligrosidad de los libros y los sermones, y de los pastores y su facilidad por escoger unos “15 salmos” favoritos… Atiza. “Aprovéchate de la ambigüedad de la palabra Amor: déjales pensar que ha resuelto mediante el amor problemas que de hecho solo han apartado o pospuesto bajo la influencia de este encantamiento. Mientras dura, tienen la oportunidad de fomentar en secreto los problemas y hacerlos crónicos”. El final del cuento, cantaba Sergio Algora. Pero al final, siempre hacemos caso en ese “terrible hábito de la obediencia”. Y todo es mentira: “No nos dejemos contagiar por nuestra propia propaganda”. Viva la virtud y su antónimo. “Una religión moderada es tan buena para nosotros como la falta absoluta de religión -y la más divertida. Y sí, todo son fases para la exploración de nuestra vanidad en primera persona del singular, incluida la amistad y sus daños colaterales. Escribe C. S. Lewis: “El horror a Lo Mismo de Siempre es una de las pasiones más valiosas que hemos producido en el corazón humano: una fuente sin fin de herejías en lo religioso, de locuras en los consejos, de infidelidad en el matrimonio, de inconstancia en la amistad”. Hoy en misa, el embajador paraguayo en San Pablo, ha tirado un móvil al suelo en su sermón. Sigue C.S. Lewis: “Una novedad continua cuesta dinero, de forma que su deseo implica avaricia o infelicidad, o ambas cosas”. Pero ya sabemos que esto es moda, es pantalón campana sí, pantalón campana no: “La utilidad de las modas en el pensamiento es distraer la atención de los hombres de sus auténticos peligros”. En la portada del libro, escriben el siguiente fragmento: “Sí; el noviazgo es el momento de sembrar esas semillas que engendrarán, diez años después, el odio doméstico”. Eso se merece un yeeeeeeeeeeeeeepa de los de toda la vida. También escribe el autor: “No esperes demasiado de una guerra”. Y puestos a definir, lo hace así: “Los humanos son anfibios: mitad espíritu, mitad animal”. Y todo lo demás, también. Coda: Se me olvidaba otra, que la edad es lo que tiene (y no solo en los mirápodos): "Un santo echado a perder, un fariseo, un inquisidor, o un brujo, es considerado en el Infierno como una mejor pieza cobrada que un tirano o un disoluto corriente". Coda 2: Y en el descuento (¿o se dice añadido?), un remate a lo Santillana: "Me gustan mucho más los murciélagos que los burócratas".

Un bucle para terminar febrero

Himno (repescado) para el último domingo de febrero de 2021

Homeland. Cuarta temporada.

Después de 6 años, vuelvo a Homeland. A la cuarta de Homeland. Sin zanahorios billianos (salvo un espectro de pesadilla, salvo un sueño atemporal) que molesten con sus conversiones. Nada más bajo que un zanahorio converso. ¿Eso es una verdura que no se puede definir? Vaya usted a saber. Dormir o no dormir: esa es la cuestión. Ataques suicidas donde hay injertos de pelo (de Turquía hacia todos sitios). Gran invento el de los microinjertos de pelo, pero de eso hablaremos otro día. O no. Quien dice Turquía, dice Afganistán y Pakistán, dice Islamabad, dice un asalto a una embajada yanqui en la tierra que entierra a los imperios contemporáneos. O los vence. Vencer, enterrar… Podemos decir una guerra, podemos decir 14 guerras. O las que hagan falta. Refugios de los chicos de Osama y agregados. Trabajos confusos. Viva Pakistán. Pero aparecen drones. Vaya invento el de los drones. Jodido invento, pijo. ¿Pero se puede retomar algo de Homeland después de tantos años? ¿No está todo obsoleto? Todo es mentira. Islamabad. Gran canción. Lanzar bombas sobre bodas o lo que no es lo que parece. ¿Algún problema? ¿Nos podemos recuperar de un desastre? ¿Qué valor tiene la palabra responsabilidad en el mundo contemporáneo? “Pakistán… Ni siquiera es un país de verdad. Es un puto acrónimo. Y se habla de confinamientos antes de “nuestro confinamiento”: el confinamiento en la embajada. Otros tiempos, otros confinamientos: telegramas para todos. Confinamientos para asegurar al personal y reconstruir el pasado y detectar a los agentes dobles. “El que nace cazador muere cazador”, otra frase de las que se dicen y no se enmarcan, ahora que acaba febrero. “Los secretos son tiranos? O tal vez, no. ¿Fue el 11S una engañifa? ¿Pero acaso las Torres Gemelas siguen en pie?. Otra frase que no vale ni para el presidente Sánchez: “Uno no se recupera de un plagio”. La dificultad de tomar decisiones, los secuestros, las desapariciones, los tiroteos… De todo tiene la cuarta de Homeland. Ahora que el antiTrump (viejunos Biden) ha atacado Siria después de un mes en el cargo, nada como recordar que en cada pueblo, en cada región, en cada comarca y en cada país, siempre hay un Osama de turno (¿o se dice cuota?) liderando resistencia antigringa. Es verdad que después del 11-S todo fue distinto, pero todo suena a chiste ambulante. O no. Y siempre, antes o después, soledad y familia, chantaje y mierda sobre mierda. Sedición al poder. “Somos los nazis de la tierra de nadie”. Los fallos importan solo si los que mandan creen que son importantes. O no.

miércoles, 24 de febrero de 2021

Los surcos del azar

No conocía la existencia de Paco Roca. No conocía la existencia de Los surcos del azar. De La Nueve, poco. Muy poco. O casi nada. Tebeos al poder. Vaya penurias y sufrimientos los de La Nueve, pero quizás el dibujante Roca estire un poquito más de la cuenta el chicle. ¿Demasiadas páginas? Llegó Los surcos del azar un 4 de diciembre de 2020 a mis manos gracias a las compañeras Marien, Marian, Toñi, Esther y Carmen y hasta ayer no pude terminarla. Cantidad de sufrimiento, pijo. Pero está bien recordar el pasado, aunque queden algunos puntos suspensivos que rellenar, poniendo a los malos como malísimos y a los buenos como más buenos que el pan. ¿Pero qué pan? ¿Integral? ¿De cereales? No entiendo de tebeos, pero estas reinterpretaciones son siempre interesantes para captar lectores, para captar seguidores, para captar gaullistas en una Francia ocupada por nazis. O no. No todo puede ser parcial y subjetivo, no todo interpretable desde una única óptica. O quizás, sí. Quizás sea más fácil ser colaboracionista que resistencia, secuaz que opositor, malparido que hijueputa. Siempre habrá simeonistas y delbosquistas, pero en el término medio está el equilibrio. Pero no nos quedemos con la niebla, que antes o después se disipa.

El penúltimo show de Doncic

lunes, 22 de febrero de 2021

It's a Sin. Primera temporada

Te deja un sabor agridulce It’s a Sin. Una buena idea, una buena serie, unos buenos actores… pero con algunos juicios de valor preconcebidos. Doña Margarita, siempre culpable. No es que sea santo de mi devoción doña Margarita (ni el laborismo británico del tito Tony tampoco por mucho que invitara a tomar té a los hermanos de Oasis a su residencia). Son políticos. Y los políticos van a lo suyo. Prefiero como tocan en 22 juli el tema de los recortes en Sanidad… pero eso es otro cantar nórdico, otra cuita noruega. Empieza la primera temporada de It’s a Sin con una conversación familiar, y va a acabar con el retrato de una madre hecho por la amiga de un fallecido. Se habla mucho del sufrimiento de las primeras víctimas del SIDA, pero no siempre del maniqueísmo de sus familias. Perdón, de la vergüenza de algunas de las primeras víctimas y de muchas de las familias de las primeras víctimas. Se podrían escribir tesis sobre ese tema. O estarán escritas y habrá que buscarlas. O no. También, al final y al principio, aparecen barcos en viajes de ida y vuelta, y vueltas a casa a morir. A morir escondidos. Como ratas infectas. También no es apta It’s a Sin para regaladores de consejos, porque aparecen regaladores de consejos: haz esto, no hagas esto. Todo mentira. Vidas cruzadas entre barcos y obras, entre oraciones en idiomas entraños y mierdas varias pidiendo a Dios (a uno, no sé a cual de ellos) sacar a Dios a un hijo de un pozo, porque si no te mandan a Nigeria. Viva Nigeria. Jodiendas varias en tierras inglesas. ¿Cómo es tener pinta de galés? Pero antes o después, se pasa del Infierno a la Felicidad. Con mayúsculas, con minúsculas… y viceversa también. También. Y en un banco, habladurías. Hablan de señoras, de mujeres, sobre la actual casa de los Nets. Hablan de la muerte de 41 hombres del “mismo tipo de cáncer”. Casi nada. Con el SIDA pasó como con la heroína en la España ochentera: ni los médicos sabían como tratar a los enfermos. Hasta se habla de enfermedad de pájaros, pijo. Y empiezan a enfermar, y empiezan a caer. La pandemia del SIDA. Siempre recuerdo en clase a Manuela en Educación para la Convivencia (una materia con la que aprendimos mucho, en la que vimos fragmentos de Blade Runner y anuncios de Nike) la foto del moribundo de Benetton con SIDA. Y los argentinos, con o sin Malvinas, a su país. Y en la pandemia del SIDA en los 80’s había que entrar con EPI para ver a los enfermos. Pero los médicos seguían vendiéndolo como cáncer. ¿Cáncer de qué? Y siempre hay manchas en las cocinas. La raya de moho siempre es infinita como el pinchazo con una aguja en una noche de rayaduras de limón. O no. El Chernobyl de las pandemias. Los infectados como apestados en los hospitales. Cepa de la gripe gay. Así se vendió. Tal que así lo dicen en la serie. Cepa gay. El pecado y sus daños colaterales. El pecado, los llantos y los giros inesperados. El trabajo, el futuro, el plan A y el plan Z, las jodiendas varias. Y como con el COVI, la muerte en soledad. En la más asquerosa soledad. Y si había que limpiar la sala con zotal después de que el apestado muera, pues se hacía. Zotalización de la existencia. Y el sueño húmedo de todo conservador de acabar con los sindicatos. Y como en Your honor, suena Joy Division… y hay meurte pronto. A la vista. A la cepa gay se la consideraba yanki en principio. Vaya cepita. Pero no solo yanki. It’s a sin es una serie de carencias y excesos, de fracasos y huídas. Medidas ante las antimedidas. “El SIDA es un chanchullo de las farmaceúticas para sacarnos la pasta”. En fin. ¿Creado en un laboratorio? ¿Paciente cero? ¿Creado por los rusos? Cambiamos Rusia por China y un par de cosas más y listos. Distópicos todos. Distópicos del mundo, venid a la perdición. Como padres de sus hijos, como en Years and years, se van dando saltitos temporales a través de una música lúcida pero elocuente que nos muestra que todo es teatro, y que la función debe seguir hasta que el COVID la pare. O no. Lo decía Silvia Marsó en una entrevista con Ayanta: ¿Dónde cenan los actores y los técnicos de las obras de teatro tras una función en la era COVID? Pues en la carretera, no queda otra. Unos cayeron y otros no. ¿Justicia poética? ¿Lotería? ¿Viajes a Lourdes? ¿No has ido a Lourdes todavía? Ataques epilépticos y al cuarto de los apestados. Vuelta a 1348. Presos en hospitales, que fueran contagian. Demencia a los 24 años. Resultados que tardaban meses. Casi nada. Y el show de los entierros y la perversión de la docencia, y las primeras manifestaciones acusando a las farmacéuticas de enriquecerse, y de alargar los plazos y encarecerlo todo… ¿Nos sigue sonando? Hasta la maldición de las pastillas. Pero todo era por un virus perfecto… Un buen retrato de un maldito momento el que hace It’s a Sin.

domingo, 21 de febrero de 2021

Los mates de esta criatura...

Coyote. Primera temporada.

Pasa con las series y sus icónicos protagonistas un fenómeno de comparación. Eso pasa con Michael Chiklis y su Vic Mackey de The Shield y todo lo que viene después de The Shield y de Vic Mackey. Pasa que escribimos sobre The Shield, reflexionamos sobre aquella iglesia convertida en comisaría, sobre aquel grupo, sobre aquel tipo con la señal del fuego en la cara… desde una mesa de oficina (por no hablar los que teletrabajan, otra mierda pirañística). Pero no. En voz alta, Coyote empieza con cruce de fronteras. Gran tema recurrente para series y libros, para épica y epopeya, para trumpistas que están desheredados y para bidenianos decepcionados porque resulta que no quita los aranceles a los productos españoles. Trumpistas todos, pijo. Hablando de fronteras, todavía no se han exiliado los guionistas de El Cid. Todavía no. Pero demos tiempo que alguien más vea la serie. ¿Cómo me engañaron? En fin. Esos diálogos en torno al Sidi… ¿Ha quitado ya Joe Biden la valla? Fenómenos planetarios. Ambos. O todos. Pero la primera temporada de Coyote hace pensar el motivo de verla en tiempos pandémicos. Por Vic Mackey. ¿Qué otro motivo hay para ver Coyote si no es el recuerdo de Vic Mackey? Los culturillas, culturetas y doctos que mean agua bendita no hablan de The Shield. No. Hablan de The Wire. Prohibido. Vaya usted a saber ese motivo. Ellos se lo pierden. Hasta cagando piensa el espíritu de Vic Mackey…en Coyote. Mierda sobre mierda. Túneles. Mira que dan juego los túneles y los MENA’s. Pero hoy toca empezar hablando de túneles (y no he visto la original Bron más allá del tercer capítulo pero sí The Bridge). Los túneles y no los que sufrió Thomas Shelby en la Primera Guerra Mundial. Vaya pesadillas… En fin. Tampoco he leído el de Sábato. Tampoco. Túneles fronterizos, que no de trincheras. Jubilaciones, patadas en el culo y escuchar canciones (hoy hubiera tocado una planetaria, ni más ni menos). Protocolos hasta respirar. Ahora nos obligan a eso. Todo está protocolizado. Todo. Y el idioma, llamar pelón a Vick Mackey. A Vick Mackey… Me cago en la leche. Pero todo mundo tiene su corazoncito. O no. Principios, ideas preconcebidas, lugares en el mundo, ayudas y beneficios, lugares comunes, Méjico (andreísmos totales) y problemas morales. Hasta de la Guerra del Fútbol se habla en Coyote. Pero Coyote, con sus muchos errores, es una historia de conversión, como San Pablo camino de Damasco. Vivan las conversiones. “Yo no podría dormir tranquilo con Pablo Iglesias en el gobierno”, que nos dijo el Presidente Sánchez cuando todavía no era su vicepresidente Pablo Iglesias. Y a Casado le da igual que en un balcón tengas una estelada que una “rojigualda” (así lo dijo el perdedor Casado, rojigualda, sin acordarse de la foto de Colón). Pero no nos salgamos por la tangente (ya no dice casi nadie salirse por la tangente, joder). Y luego el chantaje. Atenciones y desacuerdos. Hasta la plaza de toros se recrea en Coyote. Una enorme plaza vacía. El silencio de las plazas de toros: eso si es para hacer una tesis doctoral, o para que te la hagan como al Presidente (perdón, para que la copien). O mejor, para un mastercito de Casado. O de Cifuentes. Y pasarse al lado oscuro, siempre al servicio de una trama. Saltos en el tiempo. Jodiendas que van y vienen. Y frases que valen para más de una circunstancia: “Hay dos tipos de personas en este mundo: Los que deciden incumplir la ley y los que no”. Y reflexiones sobre la familia: “Vemos la tele en habitaciones distintas y llevamos a los ancianos a residencias a morir”. O algo así. Y se lo dice un mejicano a un gringo. Y como con Cayetano o con Pablo, no elegimos la familia donde nacemos. Pero es lo que hay.

Himnos para el penúltimo domingo de febrero de 2021

sábado, 20 de febrero de 2021

viernes, 19 de febrero de 2021

Podemos haciéndose un Torra...

Y otra vez dejan mal las hemeroteca a Sánchez. Otra vez. Y van...

Capitani. Primera temporada.

“Un poli es un poli por mucho que se perfume”. Frase que aparece al final de la primera temporada de Capitani. Con Capitani toca pensar en los algoritmos que se emplean en las plataformas y emisoras para recomendar al personal. ¿Cómo una serie como Capitani está número dos en visionados en España? ¿Con ese catálogo propio y ajeno que tiene la ene roja? ¿De verdad? Recordando a Sergio Algora, siempre. Los idiotas prefieren la montaña. No sé yo. Las formas norteñas son distintas y las muertes lo alteran todo. O casi todo. Y cuando hay gemelas de por medio, más todavía. Suicidios, pérdidas, pensiones, errores, cambios de nombres, búsquedas sin éxito, huidas. El Sur y el norte, siempre con esa distinción entre mayúsculas y minúsculas, entre meridionales y septentrionales. Los sentimientos encontrados, los muertos de la vida cotidiana. Gemelismo ilustrado, desorden interior, drogas estudiantiles. Nada nuevo bajo el sol. El pasado, la lucha contra lo obvio, lo que quieres pensar de alguien y lo que de verdad piensas de alguien. Capitani hace que reflexionemos sobre como actitudes de los demás nos influyen y determinan, nos encaminan a un presente que no imaginamos nunca y a un futuro no solo incierto sino oscuro y tenebroso. Soldados, drogas, tráficos de drogas y de malas influencias, cocinillas y rastros varios. Celos, amores desdichados y nada es lo que parece en realidad. Casos pretéritos que nos salpican en lo peor de nuestro reflejo diario. Versiones, en plan Lagartija Nick. ¿Con qué versión nos quedamos de nosotros mismos? ¿Con la infernal o con la terrenal? ¿Con la de la tortura o la de la felicidad? ¿Somos capaces de diferenciar estas versiones? Institutos inclasificables, pueblos llenos de rencor y mierda, soldados que huyen porque no saben donde diablos meterse. Confianzas que fallan, porque todo puede desaparecer en cualquier momento. Trapicheos en CentroEuropa. Viva la mundialización del sarcasmo, viva el dinero negro y los agujeros del mismo color. Viva Luxemburgo sin Rosa. Y todo lo demás, también.

Los viernes al sol

martes, 16 de febrero de 2021

Your Honor. Primera temporada.

Los años sabáticos no hay que planearlos. Nunca. Se hacen o no se hacen, en el momento. La primera temporada de Your Honor es de curiosidades, no de casualidades. No. De momentos inadecuados. De errores que cometemos en la vida y llevan a una situación inesperada. O no. Y como ocurre desde la sala judicial, “mantegamos la distancia social”, dice BC en su juzgado. O no. Casualidades, no. Ninguna. No. Empieza Your Honor con carreras. Con idas y venidas. Con motos, con flores, con herencias antes de tiempo. El siglo XXI es el dela velocidad, en el que todo va más deprisa de lo debido. Y pun. Lenguas fuera. Nos falta, como si Camilleri pudiera, la segunda parte de Las ovejas y el pastor. Sangre, perros y policías varias. La mafia en el horizonte. Aniversarios, Cadena perpetua (vivan las películas) y amenazas televisadas. Un sindiós. Un hecho que no cambia, un mundo por descubrir, un ejército de idiotas que lloran intersecciones de muerte. Y las matizaciones, las precisiones. “El nicho no es para enterrar”. ¿Hay alguien que no se acuerde del nombre de su abuelo? Hágase querer por una Kodak. Nada como meter un falso culpable en una libro, en una serie, en una película. Pues sí. Y funciona. Mentiras para estirar chicles. Y escuchar a Joy Division y hacer el Ian Curtis en el cuarto de las fotografías. Viva Ian Curtis y vivan los 18 de mayo. “El amor nos desgarrará otra vez”. Viva. Y esas relaciones entre profesores y alumnos, llevadas al extremo, los escándalos policiales, la corrupción en la cárcel. Hermanos muertos que son visitados en el entierro por hermanos encerrados. Eso es una gran estampa. Estampas al poder. Interrogatorios fallidos. ¿Somos capaces de mantener a una familia íntegramente defendida? ¿Es posible? Muertes ocultas, asesinatos ocultos, venganzas que no se cumplen. O sí. Y en NOLA todo es posible, porque siempre hay “un distrito nueve que parece Eritrea”. Vaya usted un rato a La Paz, a La Fama, a Los Rosales, al Espíritu Santo. ¿Eritrea? ¿Sabría alguno de mis alumnos colocar Eritrea en un mapa? Hasta el guiño del basket tenemos en Your Honor, una metáfora. Se pretende quitar una cancha del asunto Naismith, pero el negro con poder dice que nones, que aunque sea el lugar que acumula más delincuencia en el barro, se mantiene: pan y circo. Viva el baloncesto: en 100 vidas no vamos a disfrutar con otro circo como el baloncesto. O sí. “Lo único que no se puede hacer es nada”. Nada de nada. Mierda sobre mierda. Y frases para aplicar a la vida, a los institutos, a las vacunas y a la política en Cataluña, a Megacuarenteno y a las PCR que no se hizo Illa antes de los dos debates: “Las reglas son como las rosquillas: todas tienen un agujero”. O no. Pero todo es mentira, y no únicamente en política. En política más, pero quizás matizadas, barnizadas. Para seguir con la estela de Succession, esas comidas familiares y las batidoras de mierda. Y los cambios de cromos, y las explosiones de muerte (¿o eran muertes explosivas?). Y esos entierros que ya hemos visto en la NOLA de Treme, música en la parte negra del asunto, fuego sobre fuego, familias que desaparecen por una tormenta o por una bola de fuego o por un terremoto como el faro de Alejandría. O no. Todo es mentira. Chantajes al poder. “El dolor y la muerte unen a la gente”. Entrevistas, mentiras y fotos para enmarcar. ¿Si tú vivieras en NOLA la abandonarías? ¿Alguna vez? ¿Nunca? Pero siempre hay un momento que bajar(se) los pantalones y volver a mentir. Y hundimientos y detenciones, y odiar Atlanta por sus limoneros. ¿Haríamos lo mismo con Santomera? Hasta el virus se hace protagonista. Y los chivatos, y La Broma infinita que tendré que volver a empezar a leer antes de que termine este Open de Australia y volveré a dejarlo también antes de que termine el mismo torneo. Y hasta sobre la infidelidad de los muertos nos hace reflexionar Your Honor. Hasta de eso. O no. Coda: Marcapáginas a pares para La broma infinita. Nadie nos dijo que Your Honor fuera algo supuestamente divertido que si podemos volver a ver. Quizás. Pero el problema del dolor siempre es un referente de la reflexión. O quizás, tampoco.

Escuchando a Federico un rato...

Versículo cuarto del Evangelio de Cayetana...

lunes, 15 de febrero de 2021

domingo, 14 de febrero de 2021

sábado, 13 de febrero de 2021

viernes, 12 de febrero de 2021

jueves, 11 de febrero de 2021

Los favoritos de Midas. Primera temporada.

Al final, como en toda historia, todo es mentira. Lo vendemos como novela, lo vendemos con mierdas varias, pero todo se reduce a dinero, poder, manipulación. Masones y sectas. Todo eso. Y cartas lacradas. El único que me ha mandado cartas lacradas (encerrando felicitaciones navideñas) ha sido don Andrés Serrano del Toro. Y hay guiños en Los favoritos de Midas: ponerle al protagonistas Genovés y Neira. Casi nada. ¿O no era así? ¿Estoy equivocado? Quizás. En LFDM encontramos carreras y estruendos en el tiempo, un 15M desnaturalizado porque no veo piojos ni futuros galapagareños (se dice así) por ningún sitio de poder. Bajadas de pantalones del poder, todas las que quieras. En EFDM la llaman "La revuelta española". Tenía alumnos en el IES El Carmen que se iban a hacer guay a la Glorieta de España murciana a pordiosear por allí en busca de agujeros. En eso no difiere tanto, la verdad. Empecé LFDM sin saber nada de ella. Si hubiera sabido algo, no hubiera caído en la trampa. En la maldita trampa. Subidas de luz (prefiloménica), chantajes, compras y ventas en condiciones. Los chantajes no son nuevos. Nunca son nuevos. Todos hemos caído en distintos chantajes, sobre todo, emocionales. También hay de esos aquí. Y hasta por copiar, podemos copiar a Ovidio. Claro que sí. Estados y bancos. ¿Hay diferencias? Bancos beneficiándose de guerras extranjeras. ¿Por qué prestaban los Spínola, los Centurione, los Fiesco a la España Imperial? En fin... También habla LFDM de herencias envenenadas, dinero llamando a más dinero. Nos lo recuerda muchas mañanas FJL lo del periódico del IBEX-35. ¿Qué papel tienen los periódicos ruinosos? ¿Qué intereses espurios? Influencia y poder, de esto se trata. Altavoces de papel para la época del tuit perecedero pero dañino. Pensiones que bajan. Viva Siria y las guerras y bancos que financian armas y estados soberanos que no lo son tanto. ¿Qué principios tenemos? ¿La guerra de Siria? ¿Los consejos de administración? ¿Piedras contra el tejado propio? Amenazas de muerte, propias y ajenas. ¿Quién añora la vida de una camarera? Disturbios. Crisis sobre crisis. Bendita normalidad. ¿Puede ser el dueño de un banco un "liberal comunista"? ¿Qué pijo es un "liberal comunista"? ¿Eso existe? Hasta Alfonso Merlos sale. ATiza. Ponga un Groucho en su vida. ¿Conclusiones? Previsible. Nada nuevo bajo el sol. El Infierno, como el Consejo Ministerial, sigue lleno de buenas intenciones.

Las gallinas que entran por las que salen

miércoles, 10 de febrero de 2021

lunes, 8 de febrero de 2021

Recordando fechas

Me gusta escuchar a Santiago González por la mañana. Y también me gusta leer su blog. En las últimas fechas ha recordado otras trágicas fechas. No todos en las altas esferas políticas hacen lo mismo. No todo. Lectura obligatoria.

Pablo, vuelve a casa

El Principio de Peter hecho político. Dimite de tus cargos y vuelve a casa.

Hache. Segunda temporada.

1961. Saltamos de Italia a España, a la colombina Barcelona (otra vez, reincidiendo en El Albatros). Más de lo mismo pero sin Malpica, sin el capo que todo lo controlaba. Pero había que cambiar cromos, había que estirar el chicle, había que volver a los viejos fantasmas del pasado. El problema de la segunda temporada de Hache, con su estructura similar a la primera temporada, son las concesiones facilonas que hace en algunos pasajes de su historia (ahora tocaba la reconducción del invertido, los malos tratos conyugales, la venganza como exigencia existencial). E incluso, llevándose por la corriente de los últimos años, si hay que breakingbadizar la historia un rato, se hace. ¿Hacía falta? ¿De verdad? Heroína, cemento, notaría, compraventas, burguesía catalana (vaya retratito acentual, por cierto), hermanos que vuelven para revivir el pasado, sentir un dolor que no acaba nunca. Y quizás, antes o después, tendrán que acabar con la historia de Hache. No queda otra.

sábado, 6 de febrero de 2021

Lupin. Primera temporada.

Siempre hay regaladores de consejos, pero no siempre son buenos. El famoso rasero (antes pasaba con el indie, cuando había indie) de los seriales no siempre es positivo, no siempre acierta. No entiendo el éxito de crítica de la primera temporada de Lupin, que se pudo quedar por el camino en una peliculita de sábado al mediodía después del matiaspratsitimo. O no. O los equivocados seamos nosotros, por criticar, por releer Espejos en una biblioteca, por creer que hay vida más allá del Zafarrancho en Cambridge de Sharpe. Pero no hay que estirar el chicle de esa manera, no hay que tomar por imbécil al personal, no hay que intentar pasarle la aguja a la magdalena. Dios nos libre de esos embaucadores que nos llevan a perder horas de manera insospechada, Dios nos ayude a escarmentar y buscar La Edad Media leonardocanesca en vez de adaptaciones de fábulas fuera de lugar. Esto lo coge Tarantino con su mandíbula cuadrada y sí tendría un pase, evitándonos el bostezo, evitando ensoñaciones donde solo hay mediocridad. Pero lo dicho, payasos (dentro y fuera de las lavadoras), los hubo siempre. O quizás, el hilo y la cometa y el viento sean mecanismos que no controlamos y que nos llevan al caos en mitad de la pandemia, antes de la pandemia, depués de la pandemia. Todo es mentira, hasta las reactualizaciones.

¿Qué supone la llegada de JJ Barea?

¿Realidad o marketing? ¿Trabajo de equipo o barniz instrumental? Tiempo al tiempo, lesiones y todo lo demás dirán si realmente fue un fichaje únicamente mediático o si tiene una validez táctica en el grupo.

Recordando (y no solo a Valencia)

Perorar

Hágase querer por un Fred VanVleet

La de Fred (y su padre, y su nuevo padre) es otra biografía de película.

Ponga un ZZ en su vida

Vamos a contar Champions. Sí. Champions. Resulta que se reincorpora ZZ después de su coronavirus, y los lumbreras (incluído Fernando el burgalés, no confundir con Fruela II el Leproso ni con Alfonso I el Batallador) y abren la boca y ZZ los pone del revés. Ya se lo dijo Lector a Clarice, "pajarillo, vuelve a tu...". Madre mía la prensa... Y yo sin acabar Periodismo.

Historia de España a las 7 de la mañana

En esas que voy yo subido en la línea 30, camino de Alquerías, entre pañuelos, pañuelos y más pañuelos, colores varios pero blancos pocos, y me entra la risa cuando FJL empieza a retratar a Franco. Recuerda don Federico a Don Antonio Domínguez Ortiz o a Don Claudio Sánchez-Albornoz. A Isabel Franco, la diputada (que representa a todos los españoles), diciendo majaderías en plan lechuguino, lechuguina o lechuguine. Vaya individua. Y me entró la risa, y me da igual. Vaya pandilla.

La Cultureta recordando a Zenobia Camprubí

No escucho (no quiero escuchar La Cultureta) porque hay muchas recomendaciones de buenos libros, de buena música, de buenos autores. Pero esta Cultureta no deja títere con cabeza hablando de Antidisturbios, de Zenobia y de Guastavino. Tocaba escucharla y disfrutarla sí o sí.

lunes, 1 de febrero de 2021

22 juli. Primera temporada

Otra vez. Otra estupenda recomendación de Lorenzo Mejino. Hay que leer su crítica y ver la serie. El orden, que lo ponga cada uno. 22 juli. Pasan 10 años y no nos acordamos de los asuntos, de los atentados, de los terremotos existenciales, de las jodiendas con vistas a la patata. No nos acordamos o no queremos acordarnos que, a fin de cuentas, viene a ser lo mismo. No queremos. Nos negamos a entender o querer entender. Puestos a negar, ni queremos saber de nada. Los dramas no importan. Los féretros blancos, los coches fúnebres, el dolor existencial, la etiqueta pegada a la piel de por vida: el hermano de un asesinado, la madre una asesinada, el padre de un asesinado. ¿Y de fondo? ¿Cuál es el trasfondo? ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué un imbécil hizo lo que hizo? No se trata de justificar lo injustificable, ni de buscar dobles barajas. No. Los disparates no tienen justificación. Ninguna. Y eso pasa con 22 juli. Nada está justificado: ni la tardanza policial, ni la investigación periodística, ni los recortes en sanidad. Nada. Mierda sobre mierda. Siempre ponemos a Suecia, a Noruega, a Finlandia por encima del bien y del superbien. Siempre. Pero no es oro todo lo que reluce.

Chicharras al poder

Todos con Enrique