Es cierto. Todos son una puta mierda. Los del kiosko (y no me refiero al refrito periodístico de izquierda casposa y derecha rancia, que también), los de la cantina, los del estanco y los de su puta madre. Ya no hay chicles como los de antes. ¿No recordáis los boomerang de clorofila de 5 pesetas? Toda la mañana con él, y aguantaba el muy cabrón. Pues eso, que viva la industria del chicle.
Hace 2 horas
4 comentarios:
Ah, aquellos boomerang, es verdad. Ahora es todo de usar y tirar, hasta los chicles, que parecen clichés. Antes un chicle un día, y más, que los dejabas en la mesilla
Saludos blogueros
Un saludito, don José Antonio.
¿Los de su puta madre? jajajajajajajaja...no doy crédito...
jajajajajaja
;)
No le des crédito a nadie, que la cosa está muy mal. No te fíes de nadie.
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