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viernes, 29 de julio de 2016
Lo peor de todo
Empieza Ray Loriga a hablar de crucifijos hechos con pinzas de madera y barnizados en el primer párrafo de Lo peor de todo. Casi nada. Todavía recuerdo el buen sabor de retina que me dejó Za Za, Emperador de Ibiza. Es lo malo de las comparaciones. ¿Cómo comparar libro con décadas de diferencia? Es totalmente injusto, pero es lo que hay. Viva la injusticia y todo lo demás. Recuerdos de colegios, recuerdos de robos, recuerdos de películas con gente muerta. Recuerdos de la Segunda Guerra Mundial, recuerdos de pelotas de golf, recuerdos de dolores sin dolor. Detalles que aburren, en plan Ray Loriga. ¿Perder Vietnam no era una fiesta? ¿Por qué? Ahora que después del 26 de Junio de 2016 llevamos tres semanas sin que nadie hable de Venezuela, llega a mis manos Lo peor de todo y Ray Loriga escribe recordando Venezuela, y Puerto Rico, y vino, y cerveza, y ron de caña. Intentos de suicidio que no siempre triunfan, aunque siempre recordamos al Maestro de Gramática y sus palabras sobre el suicidio. Siempre recordamos Espejos de una biblioteca, como cuando cojo al azar uno de sus artículos y lo leo en clase de la ESO y nadie lo entiende y da igual que sea en tercero o en cuarto. Y en muchos segundos de Bachillerato, tampoco. Eso si que es lo peor, que no entiendan un artículo de don José Perona. Pero es lo que tenemos, lo que vendrá y lo peor de todo. De casi todo. Bueno, hablar de Venezuela en tiempo de elecciones tampoco apasiona. O hablar de Venezuela en un pleno del ayuntamiento de Cartagena después de unas elecciones, tampoco. ¿Por qué los niños de ahora no recuerdan a Hugo Sánchez y sus volteretas? ¿Y a Butragueño? ¿Nadie se acuerda del modo en que ese ángel llamado Butragueño se paraba en el aire? ¿Y del partido contra Dinamarca en Méjico como diría el profesor Andreo? ¿Es un accidente lo que nos pasa o estamos un paso por debajo de todo? ¿Y qué decir de los profesores? ¿De verdad que no son buena gente? ¿Son los profesores un mal necesario? ¿Qué tipo de mal? ¿Mal plan Ébola o mal viruela medieval? ¿Buscamos el término medio de la maldad de un profesor? Y como si de un geniecillo de la música clásica se tratara, hay familiares del protagonista que entran en manicomios (y todos sabemos que cantidad de mierda, orina y distintas sustancias tienen los putos suelos de los putos manicomios). Después de terminar La edad media y empezar Canciones de amor a quemarropa, tanta inicial de tanto nombre me vuelve un poco loco. Disperso. Y la peligrosidad de los jefes del trabajo, la peligrosidad de ciertos curas, la peligrosidad de las sectas, la peligrosidad de los tejados. ¿Y qué no es pecado y peligroso? Y el personal haciendo el chorra en la piscina de turno, meando, babeando, haciendo el gilipollas en bañador, preguntando cosas que no vienen a cuento. No sé que balance hago exactamente de Lo peor de todo, creo que tendré una concepción después de un tiempo. Y las esperas en los hospitales, y los rezos en los hospitales, y los divorcios dentro y fuera de los hospitales y la gente que se divorcia dentro y fuera de los hospitales, y las personas que se suicidan porque no superan los divorcios dentro y fuera de los hospitales. Es difícil a veces la realidad, y, a veces, leer duele porque es real, porque no pone metáforas a lo que pasa habitualmente, a lo que pasa cada día en el que nos levantamos de una cama sin motivo aparente. Y el boxeo de madrugada. Y el espíritu de Steve McQueen, que no falte en nuestras vidas. ¿Cómo podemos vivir sin Steve McQueen? ¿Cómo podemos olvidar sus actuaciones? Y trabajos de mierda, uno detrás de otro. Y hospitales de mierda, uno detrás de otro. Y desear matar a alguien, y no conseguirlo y llamar por teléfono sin motivo aparente. Y todo lo demás.
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2 comentarios:
Yo tampoco entiendo muchos de los artículos de Perona, algunos sí pero otros... ya sé que tú lo tienes en un altar pero yo no llego a tu nivel de inteligencia soy mucho más tonta.
Vivan los altares.
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