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sábado, 19 de mayo de 2018
La semifinal contra el CSKA (18 de mayo de 2018)
He intentado dejar pasar esta noche (aunque apenas he dormido) para no escribir únicamente desde genitalismo del partido de anoche. De la victoria del Real Madrid al CSKA en la semifinal de la Final Four en Belgrado. No es fácil. No. Las crónicas están escritas. No hace falta repetir que Llull, apenas vuelto de aquella maldita lesión canaria (un balear, curioso, que no casual) fue fundamental, que Carroll recordó a sus actuaciones de la F4 de Madrid de 2015, que todos aportaron aunque al principio parecía que los ruskis se escapaban. Yo soy muy crítico con Lalo porque creo que no gestiónó momentos importantes de partidos muy importantes bien (la final de Liga contra el FCB [aquel triple de Huertas], la final contra el Olimpiacos, la final y la prórroga contra Maccabi). Con el tiempo, va flexibilizando sus principios, pero creo que esas dos F4 deberían estar en Concha Espina. Es mi opinión. El partido de ayer me hace recordar demasiados partidos. Muchos. El Jueves Santo del 95, con aquel mate de Cargol para la penúltima Euroliga o la final de 2015. Pero también me hizo recordar bochornos como la F4 de Barcelona en 2011, cuando el Maccabi trituró al Real Madrid en un lamentable partido con Molin al frente del equipo. Aquel día, en pleno SOS 2011, vimos parte del partido en un bar de Vistabella. Un tipo se me acercó, pensando que yo era de los madriles, a darme el pésame del rebote y los gritos que yo estaba pegando ante la televisión con mi camiseta roja de Los Planetas (si que tuvo vida esa camiseta). Pero es que haciendo un poco de memoria, se han hecho muchas cosas mal en la sección de baloncesto. Demasiadas. Me acuerdo del despido de Lolo Sainz; me acuerdo del año de George Karl y su falta de continuidad; me acuerdo del año de Petrovic y como no se le pudo mantener más tiempo; y me acuerdo, de aquel penosísimo año de Imbroda. Luego también me quedo con asuntos importantes, con la alegría del final del quinto en Vitoria con Herreros como héroe en 2015, con algunos tramos de temporadas de Joan Plaza, y con Scariolo, un tipo que nunca debió salir del Real Madrid. Nunca. Es lo que tiene hacer(se) mayor. Que lo mismo te acuerdas de la derrota en semifinales de ACB contra el Bilbao de Fotis Katsikaris (hoy descendido) o de Djordjevic celebrando la victoria en el Palau en el 2000. No sé lo que pasará el domingo, pero el Zalgiris, con un gran SJ en el banquillo demostró que los turcos de Obradovic son humanos (a ratos, hasta que salió Alí). Lo dicho. A sufrir y disfrutar. Y todo lo demás. También.
Coda: Ayer, 18 de mayo, se cumplían 38 años de la muerte de Ian Curtis. Casi nada. Tuvo que ser un 18 de mayo, un día de llullismo, de los que pegar gritos y encontrar miradas. Y punto.
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1 comentario:
Las sorpresas del basket.
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