Estoy hasta los mismísimos del ruidito de las motos. De las motocicletas. Hasta los mismísimos. El invento, los resaltos. Ralentizadotes de velocidad. El problema es que no están en todas las calles. Y dónde vivo, cómo que no hay. Y entonces, el puño que no pueden enroscar en el resto del pueblo, pues allí va y lo hacen. Con dos. Ruedas de ciclomotor, digo. El señor N70, y la mano inocente de Salva, fotografió este de la Calle Vereda, de Aljucer City [la gente me miraba raro, de rodillas en la acera, con el pedrusco en la mano, alguno se pensó que estaba todavía con la penitencia semanasantera] esa gran villa (véase la web de AJVA para más información) situada entre el Lugar de Don Juan (El Palmar) y la San Ginés, y todo lo demás. A ver si se acaba el ruidito, y todo lo demás. Y se pasa este maldito calor (recordemos a los Nikis, si nosotros fuéramos Dios llovería siempre). Y punto.
Hace 3 horas
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