Cuando el calor aprieta, las neuronas hace tiempo que se ahogaron en su vómito. En lapetiteclaudine.com he encontrado una reflexión con la que he sido capaz de aguantar en silencio meditativo durante unos minutos. Una reflexión que te llega como cuando te sitúas en la esfera de Sigur Rós, mejor dicho, cuando escuchas la música de Sigur Rós. Este no es el Ros amigo de Alfonso, que, no miento, se sabía los números de DNI de todos los alumn@s de su promoción del COU del Cascales (lo vi con mis ojos, lo escuché con mis oidos, lo juro como que bebo Bombay). El muy cabrón si que tenía neuronas que no se ahogaban. Lo mejor es calentarse la cabeza, ahora con el calor, y buscar aquel libro que nos maravilló, aquel fragmento de magia de cristal, irrompible y desalentador a la vez. Es como imaginar, una y mil veces, el Guernica en 3D. El problema es que, como esta rosa desenfocada que fotografié el domingo, todos nos marchitamos. Pero unos más rápidos que otros, porque, a fin de cuentas, todos somos iguales, pero unos más iguales que otros. Por eso, hasta las rosas son de derrota. Y punto.
Hace 11 minutos
6 comentarios:
jodio puñetero que es el tio
Así tengo yo la casa, llena de libros y botellas, y a mí se me ve buscando un cigarro. Muy buena la referencia al texto sobre el alcohol.
Si. Hay días en que la derrota gana terreno.
Pero suele ser algo pasajero.
En cuanto veo que se apoltrona, hago todo lo que se me ocurre para que se sienta incómoda a mi lado.
Y... Adiós... Qué tengas buen viaje... Hasta la próxima.
A la reflexión le iría bien "La guerra de las galaxias" de Los Planetas.
Rosas, las hay hasta funerarias, tío. De hecho, te suelen regalar una rosa cuando compras flores en los tenderetes cercanos al cementerio (al menos, en mi pueblo).
SAludos.
Lagarto lagarto.
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