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domingo, 9 de agosto de 2009
Caída infinita.
Entrando en Menéame me he encontrado con una serie de fotografías de esas que no te hacen pensar. Hay pensamientos que no contemplan palabras. Ves, observas. Y luego, pasados unos segundos, tratas de asimilar lo visto: una aguja, un vómito, un hospital, la cera ardiendo junto a un cadáver. Y todo lo demás. Hay caídas hasta el infinito. Y en este caso, no valen etiquetas. No valen, de verdad. La caída no tiene marcha atrás. La sed. Siempre lo digo. Imagina que tienes sed, y sigues sin agua. Un minuto de sed es enorme. Media hora, la de Dios. 6 horas, una jodienda con vistas a la bahía. Y ahora imagina que es heroína. Un día tras otro. La misma historia. Hasta que te quedas hecho un trapo sucio pegado a una sábana sudada de hospital. La ley debería ser otra cosa. Después, puedes pensar lo que quieras. Porque ahora es cuando empiezas a pensar.
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3 comentarios:
Buff, menudas fotos.
Tristes y duras.
Jodidas fotos.
Esta muy guapo el montaje fotográfico, una historia en fotogramas, me ha gustado.
En cuanto a que son duras, no más que cualquier peli del género o la vida misma.
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