Hace 58 minutos
miércoles, 19 de agosto de 2009
The Wire (Bajo escucha). 1ª temporada.
The Wire. Para empezar, sólo puedo decir 10 palabras: la mejor serie que he visto en su primera temporada. No es que yo sea un fanático de la tele, pero siempre he sostenido que en las dos últimas décadas, los mejores guionistas están trabajando en la televisión americana, y la HBO no tiene precio. Para empezar, el emplazamiento: la ciudad de Baltimore. Ciudad peligrosa, como la mayoría de downtowns estadounidenses (y ya puestos, de cualquier país avanzado). David Simon, periodista que, tras años de experiencia profesional en el 4º poder, se pasa al lado de la tele como guionista y productor ejecutivo de la serie. Conoce los entresijos de Baltimore como el Doctor Tulp las tripas de cualquier muerto. Y ahí aparece con las drogas y todo lo que ello conlleva en un contexto de población negra (para mi no existe la palabra afroamericano) que sobrevive de aquella manera en los suburbios y en las casas baratas. Extorsión, trapicheo, concejales sucios, muertes incontrolables, senadores sucios, drogotas por doquier, confidentes aún más drogotas, clubes de carne fresca, sida y jeringas varias. Y muestra la realidad de este mundo como es. Sin azúcar. Todos conocemos en nuestras ciudades, en nuestros poblados, en nuestras pedanías, en nuestros pueblos, los sitios exactos donde se vende y se trafica con drogas, ¿verdad? Verdad de la buena. A doscientos metros de la residencia catastral se hace y todo el mundo mira hacia otro lado. Ceguera selectiva (tampoco me extraña en la zona de la residencia catastral, en un poblado con 8000 personas, dentro de una ciudad de 430.000 personas, y en el que no hay ni un puto cuartelillo de policía). Pero tampoco me sorprende en un municipio en le que exporteros de discotecas llegan a ser concejales durante décadas. Con su pan y con nuestro dinero se lo comen. Y el problema de la droga es lo que compra: cualquier político que se quiera dejar comprar (que son muchos, antes, ahora, siempre). Y cuando destapas la mierda, lo embarra todo y la “justicia política” se pone nerviosa. Y los nervios no son buenos. En síntesis, no hay moralinas gratuitas porque en el mundo de la droga, como en la vida, todo es mentira y todo tiene una base feudal, un clientelismo que si se investiga se puede desmantelar. Siempre hay un siervo que delata a su señor. Siempre. La cuestión es la cúspide de ese sistema, las instancias “elegidas” por el pueblo, por ese pueblo. Y no es plan de ponerse a desmantelar las pocilgas del poder político, legislativo y judicial. Menudos manteles. Pues eso, separación de poderes, virales amarillos y corredores de la muerte. Serie primorosa. Imprescindible. Y punto.
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2 comentarios:
¿tu crees que yo podre verla?
lo intentaré
Queda apuntado!
Saludos
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