Hace 1 hora
lunes, 1 de febrero de 2010
Los Soprano. Tercera temporada.
Todos los corazones son ingratos. Antes o después, te llega la puñalada trapera. Siempre. Acabo de ver terminar la tercera temporada de Los Soprano. Como siempre en la vida, todo es engaño. Tanto en la vida cotidiana, como en las situaciones extremas, todo es mentira. Y también, exaltando la mentira, salen los más bajos instintos. Y llega la locura. Y dos reflexiones más que añade esta tercera temporada. Una, sobre el cáncer, tanto el miedo como su realidad. La segunda, sobre esa supuesta familia que todos compartimos. Nunca conoces a la gente lo suficiente. Los intentos robados. ¿Y por qué casi todos los apellidos italianos acaban en vocal? Y plantar patatas puede ser muy divertido. Y a la comecocos le puede tocar un trauma en primera persona. Y hay mucha gente que vive pensando que no debe vivir. Y que todos los italianos son iguales, o como dice Tony, “judíos con mejor comida”. Siempre la misma historiografía, siempre el hombre es infiel por naturaleza. Y en los entierros sale el verdadero yo. Y la emoción de ver llorar a alguien ante un cuadro de José de Ribera. Eso sí que es emoción. Vísceras. Eso es lo que nos enseña también los Soprano. Trabajamos con las vísceras. Somos viscerales por naturaleza. Nos gustaría matar a ciertas personas en determinados momentos; nos gustaría saltarnos la cadena de mando; nos gustaría romper ciertos lazos familiares aunque sea imposible; nos gustaría ser otra persona totalmente distinta. A veces ser una primera persona (da igual el género) singular es una mierda. Y un café y una tele, y se pueden solucionar muchas cosas. Y todo lo demás.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Ya estamos como siempre más negativo que el gobierno!!! Ya veo que te ha cundido el día. Me he tenido que ir a la página anterior para volver a ver una entrada de ayer. Qué disparate!!! Espero que esté incluida dentro de "esos pocos"(entrada de los punsetes) y no venir del universo de los confundidos.
Me encanta como escribes ya sé que suena totalmente a cumplido pero es VERDAD.
Lali, cállate la boca!!!
A veces me gustaría ser, ciertamente Atila el Otro, ni que decir tiene.
Atile, el otro también es importante.
Qué grande el Junior... qué grandes todos, pardiez
Mobius, siempre grandes!!!
Publicar un comentario