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martes, 9 de noviembre de 2010
Vega de los libros
Ahora que el baloncesto nocturno me impide leer, traigo una recomendación bloguera sobre libros que nos ha hecho el profe de Lengua que mejores críticas hacía en el Ababol verdiano. Bueno, que Rubén hoy nos ha recomendado en la red social un blog de alumnos que muestran sus impresiones sobre distintos libros. Y, la última de las aportaciones, sobre Las vírgenes suicidas, deja momentos para recordar en este Gintonicdream que muchas veces divaga sobre la muerte. Sólo he visto la película, y ya me dejó impresionado. La autora de la reseña, se pregunta: "¿Qué puede empujar a una chica de trece años a abandonar este mundo?" Y, después, continúa: "Aquí yace el enorme atractivo de la obra, lo indescifrable del deseo de morir en los más jóvenes - incluso extensible a cualquier persona sea cual sea su edad". Y es que es así. Y lo mejor, la conclusión final: "Examina la etapa de la adolescencia como un enigma a resolver, en la que las hermanas son personas frágiles, casi adultas, pero aún niñas, con miedos y pasiones secretos, que no saben bien cómo relacionarse con el amor o con el sexo – una de ellas se rebela contra la opresiva madre y manifiesta una exagerada promiscuidad – y en la que todo se vive con una intensidad devastadora". Me quedo sin palabras. Recuerdo que hace año y medio, hablé por aquí de otro libro que fue un pelotazo en Obamalandia, y que se titulaba Por trece razones, pero no me expresé tan bien porque eso es imposible. En fin, que el espectro de Ian Curtis es muy alargado. Y todo lo demás, también.
Coda: la canción del día, como no, de reyes pero sin James en el apellido. Los Kings of Leon lo bordan en este Radiactive. Que por nadie pase.
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4 comentarios:
Yo sólo he leído el libro, y sin llegar a impresionarme, me pareció excelente. Pero más que el espectro de Ian Curtis, yo percibí el de Holden Caufield. Tampoco creo que sea un libro sobre los misterios de la adolescencia. O no del todo. Para mí que tiene bastante más que ver con la traición que, en mayor o menor medida, supone siempre hacerse adulto. Y me parece que eso también lo recoge de J. D. Salinger, que hizo de ese sentimiento algo más que literatura: toda una vida
No he leido a Salinger, y de Holden Caufield, ni idea. Pero me apunto el último.
Esa peli es realmente impactante, confio en tu buen juicio y leeré el libro.
No abuse usted del baloncesto nocturno.
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