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domingo, 14 de noviembre de 2010
The Walking Dead. Episodio 2
Tanque (y no es de cerveza, lástima). Encerrado y sólo una emisora. Y 15 balas. Y hablan, y escuchas. Y sólo se puede hacer una cosa: huir. Huir. El poder defensivo se demuestra con maldad ofensiva. La vida es como un partido de baloncesto, antes o después, se te atraganta una zona. Una puta zona. Y el olvido, y un anillo colgando del cuello no significa nada. Se puede joder sin mirar a los ojos, por supuesto que si. Y no te das cuenta de la cebolla en que te has metido hasta que llevas llorando una hora seguida. El cielo, entre el negro y el blanco, es un gris lluvioso que te quita el olor a muerto de encima. Y, a veces, el ruido es una bendición divina. Y me encanta el bosque, también. Y todo lo demás.
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4 comentarios:
¿Llorar una hora seguida? si yo lloro una hora seguida me muero. Lo sé. Bueno, también me moriria que lo sé riéndome una hora seguida.
Empezaré a ver la serie.
;) Aquí no se quema nada, esta lloviendo otra vez.
¿Sigue sin arder Madrid? Dios!!!
Arder?? Yo me he congelado!!! pero no, no hizo frìo, iba mal abrigada!
Eso es, la costumbre nórdica de ir mal abrigada.
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