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jueves, 27 de marzo de 2014
Line of Duty. Segunda temporada
Nada como un error Heat, el enésimo en las últimas semana, para hacer de previa al final de la segunda temporada de Line of Duty. Vaya tela. Hay asuntos que, aunque queramos, nunca saldrán por entero a la luz. No todo es Montejurra, pero estamos obligados a saber. O conocer al personal adecuado que sepa. Hay fracasos que se venden como éxitos. Y éxitos que nunca tendrán ese adjetivo. Y residencias de ancianos que esconden enormes secretos. Las mentiras, a la larga, te llevan a la derrota eterna. Hay alguna victoria por el camino y alguno nos engaña hasta la muerte. Y los cojos mantecas no lo son tanto. Y siempre hay un campo de golf en el horizonte, y una niña de 15 años a la que encontrar, y una cárcel que no lo es tanto, y una cabeza que meter en un váter. En ocasiones nos quedamos en el anecdotario, miramos el historial dos punto cero en el ordenador ajeno, recordando las llamas que lo desencadenan todo. Y los jefes no son lo que parecen: deudas, niñas, oscuras obsesiones, multas de tráfico y un sinfín de historias que dejarían en bragas a cualquiera menos a ellos, por supuesto. Gran guión y gran trama, que algo tiene que tener la pérfida Albión que podamos alabar. Y todo lo demás.
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