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Tras el desgobierno de Orenga en "nuestro mundial", ese ejercicio de destrucción masiva mal llamado entrenador, hemos vuelto al oro europeo, el tercero de Scariolo (pese a mis críticas). Con la excepción de Pau Gasol, el resto, la base del Real Madrid de estos últimos años: los Sergios, un Rudy en horas bajas, los cojones de Felipe y un Mirotic por debajo de las expectativas [muy por debajo es por decirlo de forma tranquila]. La gestión llevada por el italiano desde el banquillo, con muchas dudas al principio, puso a más de uno de los nervios. Tras las derrotas ante Serbia e Italia (otros que se quedan sin medallas, y me alegro por los italianos por dejarse perder un partido pensando en los cruces), entraron los nervios. Se redujo la rotación y los Sergios tomaron el timón para que Gasol aumentase sus números, con la explosión de los 40 ante Francia en semifinales. El vacío de los primeros días dio paso a las buenas caras de la segunda fase. Los que rajaron, día tras día, de Claver, ahora ilustran con palabras en buenas crónicas su actitud en defensa y el rebote. El terror ante Alemania fue solo temporal. Este equipo, sin Marc, sin Ricky, sin Navarro, sin Calderón, sin Ibaka, sin Abrines, tiene una oportunidad única en tierras brasileñas el próximo año. Si les respeta la salud y no vuelve Orenga, todo es posible. Y todo lo demás.
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