Hace 48 minutos
miércoles, 6 de diciembre de 2017
Cuatro millones de golpes
Empecé leyendo Cuatro millones de golpes de Eric Jiménez con el Space Cowboy de la Steve Miller Band de fono. Curioso que no casual, que las casualidades no existen. Nunca. Empieza con un prólogo, como escribiría Mateo Carnicer, peculiar. Empieza con La importancia de llamarse Ernesto y la estupidez de llamarse Eric. Hablando de 091 y de conciertos a los que no piensas ir y, al final, vas. cosas que pasan. Y conciertos. Y empezar con Segundo premio y que se pare el puto mundo. El puto mundo. Segundo premio creo que es la canción que he escuchado más con Lali. Hemos llorado mucho con esa canción, pero es que esa canción se lo merece todo. O casi todo, ese compás cuatro por cuatro.... Escribe Eric de los olores de los conciertos. Lo he visto con Los Planetas, lo vi con Lagartija en el Víctor Villegas con Lagartija Nick y Enrique Morente haciendo el Omega, lo he visto con Tarik. No es mucho pero es suficiente. Bajo palio y sin estar debajo del palio. Habla Eric de que "cada espectáculo es distinto" en la página 19. Por supuesto. (Casi) nunca el repertorio es igual. En el último concierto que vi de Los Planetas, este B-Side 2017, con Lali y con Antonio Jesús Castillo, fue una suma de muchas cosas espectaculares de Los Planetas. De lujo. Pero también hubo regulares. Y malos. Hay de todos. De todo. De. Dice Eric que hay que luchar. Contra la física. Faltaría más. Yo lucho lucho todos los días contra la incomprensión de muchos de mis alumnos. De casi todos. Habla Eric, desde su batería, de ese "centinela que vigila desde la atalaya". A mi me gusta la retaguardia. Que otros se lleven la publicidad, los premios, las palmas. Lo que se tengan que llevar. Y en esas llegas a 1967, hospitales y todo lo demás. Y volvemos atrás. O dónde demonios nos lleven los demonios mientras escucho Islamabad, esa canción que escuchamos por primera vez en directo Lali, Castillo y yo en Molina en el B-Side de 2017. Y en esa pensión (Pen) que no (Sub) habla Eric Jiménez Linares de su madre, porque padre parece ser que no hay. Y no sé si su bañador Meyba era del FCB, pero puede ser. O no. Sigo escuchando, otra vez, en la residencia catastral, Segundo Premio. Puto himno. Pero vuelvo a Cuatro millones de golpes. "En realidad, nunca fui niño", escribe Eric recordando a familiares, recordando la pensión (Pen), recordando, recordando yo Segundo Premio y "si tuve miedo..." y "si todo el tiempo que he desperdiciado". Y habla, escribe, comenta. 14 años. Disco KGB. 16 Años. Boda. Joder. Joder. Joder. Y los cinco meses sin ir a clase...hoy habría una PTSC que le haría la vida imposible. Demasiado imposible. Y bandas sonoras que marcan, como las pimientas del sargento. Y empezar a ensayar Omega, y pensar en hierbas, y en García Lorca, y en las Chus y en la Falange y la OJE (casi como si estuviera en Cieza). Y saltos en el tiempo, con Navidades Radiactivas que llevaba siglos sin oir, y 091 y KGB y todo lo demás. Vivan las Navidades Radiactivas, como ya he dicho más de una vez por aquí, y no la mierda consumista en que la hemos convertido. Porque todos somos cómplices. Benditas Navidades aquellas. Pero sigamos, que ya voy dando saltos en el tiempo y las páginas de Cuatro millones de golpes. Otra vez. Bendita KGB musical. De la otra ya escribiremos otro día, más tarde que pronto. Noches de Treblinka, noches para recordar, noches para escribir sobre ellas. ¿De verdad un disco como El acto de Parálisis Permanente marca tanto? Y Las estrellas en el horizonte y en nuestros tímpanos. Y otra vez TNT, y KGB, y la muerte de Eduardo Benavente, y dejar de ir a clase en séptimo (vulgo, primero de la ESO). Escribe Eric sobre "anestesiar la bondad". Y el "Cebollas Palace", y beber como escape y continuación, y la Lirios mezclada con cualquier cosa y todo lo demás. Confundir amor y enfermedad. Confusión al poder entre visita y visita la hospital y a la desesperación y a todo lo demás.
No es oro todo lo que reluce, según cuenta Eric con los inicios de Lagartija Nick con Antonio Arias, y trabajando de camarero en Distrito 10 y Ke y El Gallo de Oro y juntar perras para salir adelante. Nunca es fácil si no tienes buenos padrinos. Inicios difíciles, pero girando. Y el jaleo de Alicante, y recuerdos que hay que sacar a la luz aunque no sean placenteros. Y los muertos cercanos, los de muy, muy cerca. Y nada como un concejal, aunque sea del Partido Comunista, aunque sea de Benamargosa, para tocar la moral (o lo que se pisa Curry con sus canastas ganadoras). Y la Guardia Civil, y 1844, y el Duque de Ahumada y los cuartelillos de media España.
Y la primera visita de J y Florent en El Gallo de Oro y esos recuerdos que quedan en la memoria. Y escuchar a Los Planetas en Palco, desde la barrera, al otro lado. Y Morente, el germen del Omega, y las conversaciones con Eduardo Rodríguez Valdivieso y Juan Salvador Gaviota en el horizonte. Siempre Bach en el horizonte hasta que los focolares intentaron mitificar ese libro y, por supuesto, lo jodieron. Pero volvamos a CMDG. Y me apunto ese principio morentiano de escuchar a la gente y hacer lo contrario. Y el viaje a Madrid para intervenir en Pop, de Los Planetas, pasando de dos a siete canciones su colaboración. Y la primera actuación planetaria ante vientos zaragozanos. Y el concierto en Fuente Vaqueros hecho plastilina. Y la llegada a Los Planetas. Y el viaje a Copenhague gastando a mansalva. Y otra historia desconocida, la de la ciudad libre de Christiania, una de esas joyas escondidas en ninguna parte. Y Una semana en el motor de un autobús. Ese viaje. Otro. Y sumar ideas, como la de Banin. Y el viaje al Nueva York de los catetos y al de los otros, al que impresiona y desespera, al de los atascos y los ascensores. Y la presentación de USEEMDUA, y el FIB, y los gafapasta y el concepto de indie. Y la pregunta sobre la existencia de Dios,siempre presente. Y trabajar con Carlos Hernández y volver a los inicios y todo lo demás. Y el Martini y Suso Sáiz y pensar en esa pregunta divina, existencia, ateísmo, deísmo, resaca, Semana Santa, izquierdas, Falange, conciertos ante la Guardia Civil en Baeza...
Y, por supuesto, la oveja Dolly se va a reencarnar, pero con el reuma que sufrió en su primera vida.
Y el lanzamiento de cuchillos, y la botella para arriba y para abajo.
Y Unidad de desplazamiento, ese disco donde nos cautivaron a más de uno, con una perla detrás de otra, joya tras joya, piraña tras piraña. No sé el motivo, o tal vez, sí, pero siempre pongo en relación Unidad de Desplazamiento con Las Pirañas. Amor y desamor sin caer en la cursilería (como dice Eric que escribe J las canciones de amor). A veces, en las guardias con los alumnos con los alumnos (no sé el motivo), cuando les pongo música de fondo para que afinen el tímpano y se callen, enlazo La Aurora de Nueva York con Que no sea Kang, por favor, y me gusta ese contraste, y me gusta que Eric se refiera a ella como "un grito desesperado de socorro). Que no sea Kang, por favor. Himno detrás de himno.
Como no puedo ser neutral, ahora tengo que dar mi opinión (¿otra vez?) sobre Los Planetas se disuelven y El la oscuro de la fuerza, canción que pongo en bucle cuando estoy loco encerrado durante días con las malditas oposiciones de las narices. Una locura en mitad de otra interminable locura. Y la marcha de Kieran, y la llegada de Miguel López y Encuentros con entidades. Y la ciudad del viento, y el retraso por las torres, y la
Salvia divinorum y todo lo demás. Y otro salto en el tiempo y Los Planetas contra la la ley de la gravedad y la vuelta con Lagartija Nick y la publicación de Lo imprevisto. Y como nos contó don Alejandro García en aquella clase de Sistemas Políticos Latinoamericanos del curso 1998/1999 de tercero de carrera, lo primero a lo que te refieres a Mejico D.F. (le pongo la jota recordando a don Juan Andreo, que para él no existía esa equis por ningún lado) es la visión desde el avión de esa interminable ciudad. Y más saltos, esta vez con la camaroniana La leyenda del espacio. Y la muerte de Morente, y no: Cuando Eric se vaya al otro barrio no hay bombardeo. Y el recuerdo de Joe Strummer. Y sí: Viva el ron pálido de Motril. Viva.
Y lágrimas saladas, también. Y Bob Esponja y todos los demás, también. Y Holden Centeno. Y punto.
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1 comentario:
Ni me acuerdo cuando fue la última vez que escribí algo por placer y no por obligación (¿a quien le interesa escribir sobre el fast food?), me refiero al blog abandonado y todo lo demás también.
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