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sábado, 24 de febrero de 2024
True Detective 4: Noche polar
Me dijo el amigo Jesús Megacuarenteno hace un mes y dos días que True Detective 4: Noche polar que “está bien, sale Jodie Foster y es un remix entre La cosa y Fortitude”. No he visto La cosa y Fortitude tiene muchos altibajos, pero TD4:NP tiene el problema de las etiquetas. Hay demasiado TD después de la primera temporada de TD. Son otras ligas, o, directamente, otras ligas. No tienen nada que ver, y si tienen algo que ver, quizás se desmerezcan, o no estén a la altura, o no lo entendamos como lo que son o dejan de ser. Dejando atrás las palabras pizzolatianas sobre el final y otras discrepancias, el problema está en las expectativas de algo que lleva esa etiqueta de TD. El hombre de la camisa verde hablaba mucho de las expectativas napoleónicas y, sobre todo, de las expectativas de noviembre de 1941. EHDLCV decía que tras ese noviembre, tito Adolfo debió dar un paso atrás, y dejar que los otros se retrataran y aguantar hasta viejecito jodiendo a Blondie y a Eva hasta convertirse en una caja de pino. TD4:NP mezcla noche eterna, investigación, contaminación patrocinada, pétalos de rosa en camas frías, mucho alcohol y mucha mala leche, dolor infinito y demasiados silencios que se distorsionan con pinturas en la cara y marcas en el corazón. Es una buena serie, que tiene demasiados bajones porque el nivel, en esas expectativas, en esas etiquetas predeterminadas, hacen que las retinas vean el producto final con un listón que ni el Dream Team ante una hipotética Yugoslavia en la final del 92 en Barcelona. Siempre será lo que pudo ser y no fue, pero la primera parte contra Croacia también estuvo bien. Ni de etiquetas ni de expectativas se puede vivir de por vida.
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