Hace 4 horas
lunes, 31 de julio de 2017
Broken. Primera temporada.
Dramón de los buenos el de la primera temporada de Broken. Suicidas, hija que tiene a sus madre tre días fallecida para cobrar la pensión, enfermo mental con conductas suicidas y, en medio de ese berenjenal, un cura. Un tipo atormentado por su pasado y por su moribunda madre. He de reconocer que dejé de verla por unos días. Demasiado dura. Demasiados bofetones en tan poco tiempo. Demasiados golpes de boxeador en tan pocos minutos. ¿Qué puede y qué debe decir un cura desde su altar? ¿Qué puede criticar? ¿Qué debe resaltar? En este caso, este sacerdote, atormentado por su pasado, por su doloroso presente, dice algunas cosas que le cuestan fieles. Pero debería ir más allá. Debería ser más crítico. No solo vale con jugar una doble baraja, no solo vale con el buenismo del intermediario. La vida es muy hija de Satanás, pero hay que hacerle frente cueste lo que cueste. Las palabras se van. Quedan los hechos y la intención. Es cierto que el Infierno está lleno de buenas intenciones, como dicen los mediocres críticos cinematográficos. Pero no es un lugar físico, como tampoco lo es el Limbo o el Cielo. Todo esta aquí y todo está ahora. Reflexión sobre si hacemos las cosas por deber o por amor. Reflexión sobre la pérdida. Grandísima reflexión para los que tienen la brújula en condiciones y para los que están perdidos de por vida. Y todo lo demás, también.
O cincuenta céntimos
Lo que contó ayer AP-R en su Patente de corso me pasó a mi en la antigua oficina de la pretérita Cajamurcia, ahora BMN, a partir de dentro de nada supongo que BANKIA o cualquier suma de letras del alfabeto que deje libre el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria. O la cerveza con muchas consonantes de cualquier hipermercado extranjero que trabaja en España. A lo que iba. Curso 2014-2015. Barrio del Infante. Oficina de Cajamurcia. Pedí como 300 euros. No cincuenta céntimos, que podía pedirlos. Que son míos. El señor, con su bigote queipodellanista, me dijo que no. Que no. Le dije que no tenía tarjeta ni cartilla ni quería tarjeta ni cartilla. Que me diese mi dinero. Igualito. Tuve que llamar al director y le dije que llamara al director de mi oficina. Que al instante iba a sacar el dinero de la compañía bancaria y me iba a la Gran Vía a informar al departamento de atención al cliente (humillado). El director tuvo que calmar el asunto, pero yo me fui revotado. Pero todo sigue igual. Y así siguen cerrando oficinas, miles cerradas en España desde el comienzo de la última crisis. Bueno, de la penúltima. Y todo lo demás, también.
domingo, 30 de julio de 2017
Wataha. Primera temporada.
Empieza explosiva la primera temporada de Wataha. Zonas fronterizas en Polonia. La superfrontera de la UE. Llega todo y de todo por esos bosques. Gentes, drogas, de todo y todo. Pero hay demasiados intereses. Demasiados. Secretos tras las piedras. Abuelos que ofrecen pócimas.
Pendientes que dan que pensar. Compañeros fieles y no tan fieles. Fiscales en busca de ascensos rápidos. Mensajes que hacen bum, como escribiría Amat. Pistolas compartidas. Llaves que abren cajones de iglesias. Tipos ministeriales que dan información. Ucrania, Polonia y todo lo demás. Afganistán en el horizonte. Comandantes experimentados. El diablo, los agentes dobles, los infiltrados y todo lo que resta. Barbas con olores varios. Cuernos entre la manada. Candados. Demasiados intereses. Demasiados puntos suspensivos. Demasiado de todo en solo 6 capítulo de Wataha.
sábado, 29 de julio de 2017
Queen of the South. Segunda temporada.
Vuelve Teresa Mendoza, y volvemos a pegar saltos entre Juárez y Dallas, vía Galveston, con la DEA pisando los talones, con Don Epifanio gobernando Sinaloa y todo lo que se mueve allí. La huida de Camila Vargas, Teresa ascendiendo, polis malos haciendo de polis malo y disparos en las carreteras. Queen of the South sigue con su nivel de intensidad en esta segunda temporada, con detalles y recuerdos, con lujos y basuras varias. Y el Rey Jorge jugando a ser Rey. Y la mierda de los militares jodiendo la marrana. ¿Corbatas rojas o a rayas? Ningún matrimonio es pacífico. Nunca. Dejemos las mierdas para la poesía barata y para los que dudan entre el color de las corbatas. ¿Divorcio o guerra? ¿Resurgir de las cenizas más allá de los cincuenta? Y cumpleaños y bodas y fiestas que guardar y viajes a La Paz. Y, si hace falta, chamanizarse para encontrar lo que uno quiere y desea. Y narcorridos que cuentan el ascenso varguista al poder y que hacen ver a la niña el padre que lo engendró, que hacen ver a la narcoprincesa lo narcoprincesita que es. Y la botellita de tequila de dos mil dólares, y la mafia coreana y los pagos al Santo. Hermosos pájaros, hermosos drones. Locura. Saltos. Dallas. Chicago. Escaleras en la timba. Huidas sin vuelta atrás. Y todo lo demás, también. Viva Bolivia. Y Abel y Caín, y con el Turn, Turn, Turn del Eclesiastés celebrando el asesinato del hermano. Y dolores en el pecho que te hacen repensar la vida y la muerte y las jodiendas con vistas a la cardiopatía. Pero Teresita asciende a los infiernos del poder, a las cloacas del ordeno y mando y todo cambia para ella aunque siempre tiene una máscara esperando, un agente de la DEA esperando, un canalla pagado por otros mejicanos esperando. Siempre. En su huida particular, deja cadáveres, justos e injustos, viudas con ganas de jarana y generales con la cara marcada, locos que ajusticiar y reyes de adoración peculiar. Y todo lo demás, como su fiel escudero, su Sancho con patillas, también.
viernes, 28 de julio de 2017
La fragilidad de los cuerpos. Primera temporada
Buena historia la de la primera temporada de La fragilidad de los cuerpos. Historia de trenes, de suicidas, de apuestas en mitad de la vía. Periodista con ganas de investigar y de beber y de lo que haga falta que empieza a indagar tras un suicidio al que el compi de turno, teclado en mano, no le interesa. La compañía ferroviaria que pone trabas. Los maquinistas que mienten. El maquinista que se encariña de la periodista. Los niños de las apuestas. Las sombras de los muertos que vuelven. Los saltos al vacío. La mafia apostadora. La fragilidad de los cuerpos también habla de la capacidad de manipulación: decimos lo que queremos decir, escondemos lo que queremos esconder, vender humo y comprar información. Y comprar dolor. Todo tiene u precio en esta vida, con y sin belleza. Pero nunca sabes si ganan los malos, los buenos, la familia, los amigos, los que viven o los que mueren. Y todo lo demás, también.
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