domingo, 2 de octubre de 2011

True Blood. Cuarta temporada.


Lo bueno de las mentiras es que se pueden multiplicar. Con True Blood pasa eso. Que ya no te sorprendes de lo que hace Sookie, de lo que hace Eric, de lo que hace Bill, de la acera cambiada de Tara... ni de las abuelas resucitadas. Pero yo soy de los canallas de Eric. Siempre. Visita obligatoria. Otra vez. Y todo lo demás, también.

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