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domingo, 2 de febrero de 2020
Lykkeland. Primera temporada.
Aunque tiene un primer capítulo que deja alguna duda, a partir de ahí se dispara la historia de Lykkeland en su primera temporada. Sueños y depresión, pasos en falso y decepciones, saltos al vacío y éxitos inesperados, llantos y segundas oportunidades, una banda sonora excepcional y momentos emocionantes en casi todos los capítulos. Y en mitad de esos sueños, la siempre difícil opción de tener que elegir… y ya sabemos que de alfa a omega hay demasiadas alternativas para crear la frase perfecta, para hacer la vida ejemplar, para llevar a la práctica una pesadilla imperecedera. O lo que sea. Con el pretexto del petróleo se analiza todo: la bancarrota, la ilusión, el anhelo incomprendido, los prejuicios sociales, la enfermedad mental, el paro y lo que haga falta. Y también reflexiona sobre la muerte, sobre el infierno de morir solo y que solo se despidan de ti los compañeros de trabajo. El dolor, el miedo que lleva a tomar decisiones incorrectas. Nada es fácil a la hora de elegir.
Coda: Y esa infinita pregunta sobre la integración de Noruega en la CEE que nunca se llevó a cabo. Ahora que todos somos expertos en Brexit, no está mal reflexionar un rato sobre la independencia económica de ciertos lugares respecto a otros. Puestos a contar mentiras, que las mentiras sean completas.
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