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domingo, 14 de marzo de 2021
Homeland. Sexta temporada.
Expone la sexta temporada de Homeland la idea de una presidenta electa de USA que no es controlada por las vísceras del Estado y en su condición se prepara haciendo frente a una crisis que la pone a prueba. Un tratado que se quiere revocar, ISIS, Siria y la presidenta electa pretende de primeras abandonar la región problemática con la frase siguiente: “No teodos los problemas de Oriente Medio tienen una solución militar”. No todo lo tiene que aprobar un Congreso, una presidenta, una mentira. Pero la exposición del argumento empieza con la madeja de un hilo más complejo: un niño negro en la oración musulmana del lunes, youtuber para más señas, que hace videos en los lugares del atentado de 1993 con un camión bomba y recordando el atentado del Marriot asesinando a un judío importante. Nada como llamar perros a los árabes. Pero nada es lo que parece. Y siempre hay un loco al que culpar, un tipo al que le molestan las luces del manicomio, el ruidito del contador de la luz como aquellos hermanos de Puerto Hurraco. Mete también en el cóctel la sexta temporada de Homeland el sentimentalismo con el recuerdo del hijo muerto de la presidenta electa en Oriente Medio. Teorías y mártires, y desprecio a la inteligencia y odio a la contrainteligencia. Y la lucha entre FBI y CIA. Intentos de asesinato de la persona más importante del país, explosiones en Nueva York, crisis constitucionales, guerras civiles encubiertas, hechos consumados. Mentira sobre mentira. Teoría de la conspiración total. Y más sentimentalismo con la hija de la protagonista. Purgas con los servicios al menor jodiendo la marrana. Mezcla esta unión a héroes y desertores, bastardos y cobardes, patriotas y guerracivilistas. Todo este mejunje lleva a reflexionar sobre la perversión (interna) de todos los servicios de inteligencia, de los chantajes eternos, de la cocina a gran escala para manipular las redes masivas de intenet para crear estados de opinión: mentira sobre mentira. Frases para subrayar con boli rojo: “No existe difamación si es la verdad”. Y siempre puedes leer Grandes esperanzas o convertirte en Stalin. Y preguntarte si te están utilizando. En el puto Stalin. O no.
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