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viernes, 20 de agosto de 2021
El reino. Primera temporada.
¿Qué se necesita para llegar a lo más alto de la política? ¿Qué necesito ZP aquel jueves que yo estudiaba en la biblioteca y que cambió los resultados del domingo? ¿Qué arrojo necesito Sánchez para ser Sánchez? ¿Cuántos cadáveres políticos dejaron Aznar y Rajoy por el camino antes de ser presidentes? ¿Misa partidaria o cierre de campaña? La política no tiene nada de casual, aunque hay momentos que pueden hacernos creer que sí. El número uno, el número dos, los jotaefekás que decía el hombre de la camisa verde, la corrupción (¿hay algo que no sea corrupción en la política?), el tiempo convertido en factor fundamental… Podría seguir hasta resucitar a Franco… Battiato, porque el protagonista podría ser ese Franco o cualquier otro Franco o podría disimularlo. O no. O esto solo es ficción. Ficción. Pastores del mundo, guiad a las ovejas que ya nos encontraremos en Getsemaní. Cristo Salva. Viva la protección divina. Siempre bendiciones, al más puro estilo Carlos Jesús. Ética ciudadana par ala república, vaya nombrecito para unas elecciones. Pero como todo es mentira, hay que seguir cantando. Siempre. Himnos que no falten, ya sea en el Éxodo o en el Génesis, ya toque Apocalipsis de San Juan o Hechos de Lucas. Himnos y salmos para todos. Siempre hay un Al Pacino de serie B, o serie Z. Siempre. Extras metidos a protagonistas. Fiscales con pretensiones. Despistados con pantalones grandes. Familias a la siciliana, que diría Leonardo Sciascia. Tongo, tongo, tongo. Conspiración, conspiración, conspiración. Hágase querer por una secta, una secta desde las buenas, de las de recaudar de verdad, de las de expolio y saqueo, de las de máquinas de contar euros y dólares (porque de la moneda argentina mejor no hablar), de meter los fajos en los huecos, de rezar y escupir dinero… Una secta de las de toda la vida. El reino lo que inicia es una dinastía que parece no tener fin. Juicios, fiscales, paranoias y exorcismos. Alegría y sonrojo, porque, al más puro estilo sánchez-ostiziano, todos sonajas para mayor merced del dinero. Dinero para todos, para para unos más que para otros. ¡Sal Demonio! Y el corralito, el recuerdo del corralito y el ascenso que permitió a seres sin escrúpulos. Y tipos perversos hechos marionetas para que manden los de siempre. Argentina pura y dura. Todo mentira. Viva el peronismo ilustrado, la gran farsa, la utilización de las palabras en nombre de la dictadura disfrazada de república. De actualidad, como casi todos los cuchillos que se desvían. Y no únicamente los cuchillos. Los capos, los jefes utilizando a títeres que escupen agua bendita para engañar al personal. Valores esenciales en billetes o bitcoins, pero en dinero. Siempre mandan los mismos, controlando la justicia y las cloacas, que en Buenos Aires como en Roma, hay mucha escoria. Falsos profestas no solo hay en La Navata. Éxodo y profetas errantes, tipos que buscan un cambio camino de Damasco o de Bolivia. Bienaventurados los cuentistas porque ellos controlan el chisme. Siempre.
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