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lunes, 23 de agosto de 2021
Billions. Primera parte de la quinta temporada.
“Como Carmelo al volver a Nueva York… ¿O era Marbury?”. Esto no puede ser. La primera parte de la quinta parte de Billions reflexiona sobre la familia y los socios que no son socios, sobre silencios y la consulta de los instintos, sobre capullos de dimensiones oceánicas y sobre egos de dimensiones interminables. Porque en Billions no se separa familia y sociedad, alianza y enemistad, fosos y coronas, reyes caídos y consejos sobre conciencias sucias. ¿Hay alguna conciencia que no esté sucia en Billions? Bautizos y plomos que saltan, hermanos que se llevan 50 años y zagalas que salen bailarinas, enfermedades del monedero y aros infantiles para gente que solo piensa en el dinero. Universidad y nuevas ilusiones. Despidos que no llegan y palabras que buscan la excepcionalidad. Está el espíritu de la navidad del pasado y el zanahorio de la casa del pasado. Tenemos de todo. Mixtura de arte y riñones, de filias que llevan al pasado del tío carnal en la primera excursión y la vuelta a los hábitos del pasado, a las alianzas extrañas y a la manipulación, a la jodienda del expolio y la persecución sin límites recordando a Harry el Fuerte y a Y tu mamá, también. O no. todo mentira.
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