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sábado, 6 de agosto de 2022
The Undeclared War. Primera temporada.
Una feria sin gente. Ladrillos. Notas. Huellas rojas en un suelo. Un pasillo lleno de trastos que hay que evitar. Números. Capuzones. Herramientas varias que se repiten una y otra vez. Códigos varios. Competiciones entre los que están por encima de los demás. Habrá que preguntar en qué manos estamos, en qué bolígrafos estamos, en qué locura vivimos. 2024 es un horizonte sin horizontes. Caída de Internet en un Reino Unido peculiar, porque siempre es peculiar. Pero no de todo Internet. Las redes sociales no se ven afectadas. ¿Qué es un 35% cuando todos los números siempre mienten? Ataque cibernético. Cajeros automáticos que no funcionan. ¿Los rusos? ¿Siempre con los rusos? Malware al poder. Ríase usted de la mente de The Good Doctor. Justo en medio de una campaña electoral: el pueblo (o la gente, o esa entidad muy poco común, pero de arrebatos sanferminescos) puede cambiarlo todo. La agenda populista sale a relucir en el minuto 20 del primer capítulo de The Undeclared War: “El gobierno es una porquería. No puede organizar una meada en una cervecería”. Corrupción e incompetencia. Lo hemos visto en las últimas elecciones: la mayoría va a Internet, no lo cuentan los mítines a la hora del Telediario (o puedes ser un Zancajo de la vida y hacer una campaña lamentable basada en el resentimiento al PP y regalarle la mayoría absoluta al PP [pero no hablemos de Juan de Moreno, que esto no es Irma Vep]). ¿Podemos funcionar en el minuto a minuto con ese rendimiento del 35% habitual? Pero siempre se puede culpar a Rusia, como se dice en el sexto capítulo: “Hemos subestimado a Putin los últimos diez años”. Y más tiempo. Se puede culpar a esa Rusia, a ese Papa peronista y montonero (vivan los tópicos), pero es defecto de fábrica, que somos muy de Wojtyla y de Ratzinger y de los giros a la derecha en La Iglesia. FSB. ¿Cómo preferimos el despacho de Putin por la noche? ¿Apagado? ¿Encendido? ¿El primer ministro negro en UK? ¿Cuándo vuelve Boris y su melena rubia? ¿Cuándo vuelve UK a la UE? Ciberataques criminales para todos. Cerebritos, necesitamos vuestra ayuda. ¿La lupa cuenta como herramienta? El paro y los daños colaterales. Vuelos con retraso. Virus no conocidos. Economía por los suelos. ¿Contraataque contra Rusia? Mascarillas para todos. Dramas familiares, dramas nacionales pero sin tesoros nacionales de los que reír. Matones con teclado. Twitter y la propaganda rusa. Y siempre hay que llevar cuidado con las preposiciones y con la gramática. Los ritos, el tiempo, el retraso, el empoderamiento de dos mujeres en un mundo de hombres. Y esa frase repetida de que no existe la familia en el trabajo. Y hágase querer por un ataque un dos de mayo, que siempre hay mayos que recordar. La serie se hace esperar en el tercer y cuarto capítulos, mostrándonos a los rusos haciendo el ruso. Esa desaceleración en la trama no le viene bien, poniendo al FSB a ejercer de FSB. Además resalta el papel de las noticias falsas, la invención de un hecho, la creación de una falsa realidad, ya sea en una familia islámica en Reino Unido (llena de secretos y mentiras, o de mentiras y secretos, que nunca sé lo que va primero), la creación de una falsa realidad: “Que sea falso no es la cuestión. Es decir, todo lo que se informa es falso, de una manera u otra”. Y le dan más hilo a la cometa: “La cuestión es acostumbrar a la gente a la idea de que todo es mentira, que no existe la verdad y una vez que aceptan eso el mayor mentiroso gana”. Podríamos intentar reiniciar las relaciones internacionales, pero es imposible, solo hay una salida. O ninguna. O la guerra: “Putin quiere anular el orden mundial. Y tiene razón. Rusia tiene que salir de la dominación de Occidente si quiere crecer. Y tenemos que romper lo que tenemos aquí desde dentro, para poder construir de nuevo, algo mejor”. Y, siguiendo el lema planetario de trastocar elecciones el día de marras, sale el factor extranjería, de la negación del voto, de la manipulación del censo y el Black Lives Matters y lo que se tercie para asegurar victorias conservadoras (¿es que hay otra cosa albionísticos territorios?). La calle, la toma de la calle y las frases del hombre de la camisa verde: “¿De quién es la calle?”. Vivan las mentiras, las fake news, los muertos resucitados, los bombardeos inexistentes, los estados de emergencia, la sedición, los poderes especiales en defensa de la propiedad privada y el orden público, y el toque de queda. Siempre hay un Snowden al que culpar. Siempre. The Undeclarated War es un buen artificio para pensar en todo aquello que no es verdad, es decir, en todo. El problema de estas historias es la versión. Siempre decía el hombre de la camisa verde que debíamos pensar en la otra cara de la historia, en lo que piensan los rusos de nosotros, en el desprecio del occidental por todo lo que suena a ruski, a iglesia ortodoxa, a tradiciones orientales, en jodiendas con vistas a las plazas rojas. Una buena historia pero con matices discutibles, pero que hace pensar en distintos asuntos que todos deberíamos mejorar.
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