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sábado, 20 de abril de 2024
Manhunt (La caza del asesino). Primera temporada.
Manhunt (La caza del asesino) nos describe desde el inicio la persecución que sufrió el gabinete de Abraham Lincoln en la guerra y en los días posteriores al final del conflicto. “No alardeamos del poder, tenemos el poder”, dice Lincoln dos días antes de morir, allá por el tercer capítulo. De eso le sirvió. Después del asesinato, el Secretario de Guerra Stanton, le dice al nuevo presidente Johnson: “Si no ponemos el límite con los traidores, no hay límites”. Y el nuevo presidente, preocupado por la propaganda, quiere victorias en sus primeros 30 días de mandato, y respecto a los confederados, solo ve dos alternativas: “O los atrapamos o los olvidamos”. Y esos confederados, en Montreal. La búsqueda del asesino, actor de serie b metido a protagonista de la Historia. Y el lobo y las ovejas, y las conversaciones de un país en construcción en mitad de una guerra. Y las palabras amnistía e indulto, siempre presentes. Pero Manhunt no solo es la persecución. Muestra los motivos de aquella guerra, los intereses, el poder de esos magnates de la Bolsa que no querían perder la influencia y el oro que guardaban, o utilizaban para comprar y vender todo lo que se podía comprar y vender. También es una reflexión continua sobre la muerte, que rodea a los protagonistas en distintos momentos de sus vidas, aunque el luto siempre siga ahí. La muerte de los jóvenes siempre nos perturba, pero si esas muertes son evitables, nos perturban aún más. Manhunt resalta ese poder, el de la muerte, sea por conspiración, por envidia, por dinero o por cambiar el rumbo de la historia, o las historias. Los cimientos y su perdurabilidad, las creencias y la buena voluntad, el deseo de cambiar y reconstruir, y volver para mejorar. Pero no todo el mundo piensa igual, y, quizás, poco ha cambiado. O no. Quizás, en esta historia, como en el resto, todo es mentira.
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