Efecto Kleenex. Llorar por llorar. Un dramón de peli. Matrimonio perfecto (intercultural y todo). Hasta que un día se acaba todo porque é, atento y apuesto, se pone a defender a una mujer que no vivía otro matrimonio perfecto. Muerte y desolación. Y dos hijos, niña de 10 y niño de 6. con la casa perfecta y todo lo demás. Y ella culpa al amigo drogota de su esposo. La viudedad y sus consecuencias. Y no es capaz de dormir. Y el amigo drogota es llevado a la casa perfecta, y cambia la perspectiva de las cosas. En cierto modo, para algunas cosas, sustituye al marido ausente. Al padre ausente. Hasta que los celos de la madre perfecta sobre la influencia que el drogota tiene sobre sus hijos le hacen volver a la calle dónde los yonquis (el Word siempre lo cambia por yanquis, ¿por qué será?) encuentran lo que buscan. Pero siempre hay una amiga de narcómanos anónimos que se preocupa por ti. Ya hace que te busquen, y te saquen de la calle. Y entonces vuelves a la casa perfecta, y te cuida el hermano gordo de la viuda perfecta, y sufres un mono acojonante. El mono, con mayúsculas. Los politoxicómanos siempre lo explican con la sensación de tener sed y no encontrar agua. Salva, te dicen, imagínate que estuvieras una semana sin beber agua. Y ves las estrellas. Y todo lo demás. Pero al final, todo es posible, y como dice la niña de Rajoy, ya llegará el verano. Pues eso dramón.
Hace 3 horas
1 comentario:
Lagrimones,lagrimones y no lágrimas,nudo en la garganta y lagrimones x ver esta peli.....sniff
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