El lunes pasado fui al Cine Rex a ver Elegy. Siempre que voy al Rex pienso que va ser la última, pero en fin. A lo que iba. Profe universitario (además de crítico teatral, locutor radiofónico y todo lo demás) que se lía con la guapa de la clase [qué suerte tienes]. La historia se centra en la capacidad de elegir, en la diferencia de edad, en las relaciones personales entre padre-hijo, en los consejos de las amistades y en la enfermedad. Le sobra un ratito, se estira el chicle más de la cuenta, con un cuarto de hora menos iría redonda. Incide mucho en los sentimientos de unos sesenteros que piensan como veinteañeros, con menos pelo y más cans. Y en la incomunicación del siglo XXI, en la incapacidad de transmisión de cosas realmente importantes. Hay cosas que no se explican, o quizás sí. Pero siempre pensaremos igual, con 20, con 30, o con 80 tacos. La edad es intemporal, pese a la sagrada opinión de Braudel y sus secuaces. Y yo creo que eso está bien. Otra cosa es que seas un chiste ambulante, pero eso es otra cuestión. La teoría es el avance del conocimiento. Pero llevada a la práctica es otra cosa. Y eso no es lo que piensa en un momento de la peli el profe universitario, que llegar a ese compromiso son palabras mayores. La puta capacidad de elegir. Y cuando no tienes algo a lo que te acostumbras un tiempo… eso es la añoranza. El cambio y la duración [otra vez los chicos de Bloch]. Podemos pasar cinco años haciendo todos los días las mismas cosas, inactivos ante todo lo demás. Pero luego, un año, a un ritmo cambiante, lo modifica todo. Y si es Penélope, cambia todo lo demás.
Hace 2 horas
3 comentarios:
Una vez
conocí una mujer de 64 años
de familia rica y adinerada que se iba a divorciar de su marido después de 40 años.
La conocí porque me escuchó cantar en V.O "Garota de Ipanema" y quería que le escribiera la letra de la canción, para tirarse el "pisto" entre sus colegas.
Me extrañó que después de 40 se separase y le preguntés porqué, y por qu´´a ahora.
Me dijo una cosa que siempre me hizo reir, y con el tiempo descubrí exactamente porqué.
Me dijo, un día me levanté de la cama y ví un bulto mi lado, y me dñí cuenta que llevaba 40 años con una persona, que sólo había visto en pijama todas las noches y mañanas de su vida, y que ya no recordaba la última vez que le vió vestido de calle.
me dijo: los hombres cuando son niños se portan como mayores, cuando son mayores se comportan como niños, y cuando son viejos se comportan como bebés.
Ay, cariño, ya he limpiado muchos "culos" y no pienso limpiar ni uno más.
Entonces se dió cuenta lo mucho que echaba de menos a su verdadero amor de cuando tenía 20 años, y cuando consiguieron después de múltiples y románticos intentos, fueron los mejores 15 días de su vida.
Por culpa de los tiempos y de los padres, ése era un amor inviable, y me dijo que daría los últimos 40 años de su vida por sentir un sólo día de aquellos, antes de morir.
Conoció e intimó más con una persona en 15 días de amor real, que en medio siglo de amor fantasmal.
Y que pensó que no perdía nada por volver a intenatrlo, así que hizo una lista de todas las cosas que no había podido hacer y las cumplió:
- Aprendió a nadar (báh, con las viejas, pero bueno, me hacen descuento), me decía a mí "la jovenzuela".
- Aprendió alemán básico para visitar a una amiga de la infancia que se casó con un alemán y hacía siglos que no se veían, aunque nunca perideron el contacto.
- Montó en globo, aunque despúes vomitó.
- Cantó en público (doy fé).
Y para escándalo de los hijos y regocijo de los nietos, volvió a ser la persona que era.
Le perdí la pista, pero sé por referencias que conoció el amor con un viudo más joven que ella, divorciado 3 veces, con las rodillas sanas y que compartían las mismas pastillas, que le encantaba bailar y le ponía flores en el pelo.
Sé que se fué de viaje y se lo pasaron bien, de ahí ya no tengo más noticia.
Pero conociéndola sé que al menos recuperó su felicidad, una parte de su vida laureada, que le había sido tan vedada.
PD: y digo que descubrí exactamente porqué, porque descubres que el tiempo es taaan relativo, que relamente no es importante.
Entradón. Cuando ganes el Pulitzer de literatura acuérdate del personal. Qué historia. Menudos 15 días debió de vivir. Intensidad a raudales. Y renacer. Y todo lo demás.
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