Hace 1 hora
martes, 6 de octubre de 2009
Quid Pro Quo.
Vaya manera de desaparovechar a Vera Farmiga. Que sí. No entiendo como esta mujer no está haciendo un peliculón día sí y día también. Algo no funciona correctamente en la Historia del Cine, pero no nos vamos a poner ahora a cambiar lo que no hay Polansky que lo cambie (otro día que encuentre alguna neurona intentaré juntar cinco líneas sobre Roman). The end. A lo que iba. Planteamiento de Quid Pro Quo, algo rarito, en plan Crash o algo así. Unos tipos que quieren ser pilotos de sillas de ruedas, gente obsesionada con las prótesis, incomprendidos sociales. Para un martes de cansancio, no está mal. En fin, que gente rara hay en todas partes. El problema es que se están multiplicando, en un curioso fenómeno de ósmosis gilipóllica. Que si joder. No entiendo el papel de Vera Farmiga, pero entonces el raro seré yo. Fin en español. O como sea. Y todo lo demás. Lástima de tiempo desperdiciado. Todo se acaba, hasta la cubierta de las sillas de ruedas. Y punto.
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3 comentarios:
Lo de la ósmosis gilipóllica es MONUMENTAL. La mejor definición de nuestros tiempos (que ni siquiera son nuestros, claro)
Rubén, es lamentable, pero es así de claro. Y punto.
Polanski siempre fue un menorero (que no pedófilo: la diferencia es enorme) al que le tiraban las lolitas y si a eso le sumas drogas, revolución sexual y una década en la que tener 13 años es como tener ahora 16, pues....
Con esto no defiendo al viejales ni su reprobable comportamiento, pero hay que tener en cuenta el trasfondo tanto antes como ahora, que su caso no es más que un trampolín para jueces ambiciosos.
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