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martes, 25 de mayo de 2021
Héroes: Silencio y Rock and Roll
Tengo una camiseta casi hecha papel de El mar no cesa. El mar no cesa, Héroes del Silencio, Enrique y sus secuaces. Pero el documental netflíxtico sobre Héroes, titulado Héroes: Silencio y Rock & Roll. Silencio y puntos suspensivos. Ascenso meteórico y jodiendas desde Zaragoza. Empieza el asunto con un viejo video de una entrevista en la que dicen que “falta concienciación nacional respecto a nosotros”. ¿Concienciación en 1984? Aragón, Zaragoza, porque no podía faltar el Aragón de Labordeta. Con Héroes del Silencio pasa como con Labordeta, o con Sergio Algora, o como con el Zaragoza de Víctor Fernández y el gol de Nayim, que hacemos comparaciones con lo que fueron y con lo que llegaron a ser, pero mucho más aún con lo que hubieran podido conseguir pero no consiguieron. ¿Por qué no lo consiguieron? Si hubieran pensado en el dinero, se hubiesen stoneizado hasta el bucle infinito y hubieran estirado el chicle clorofílico hasta el 2050, hasta el plan en el que Sánchez nos acaba de vender un nirvana (todo es mentira, incluso si Ana Iris Simón tiene que recordámelo). ¿Por qué se pelearon esos egos? ¿Por qué esa historia no sé estiró? ¿Qué más da que se llevaran bien, mal o regular? Cuando llego a clase, con alumnos de cierta edad, digo que la amistad no existe: existe gente con la que pasamos ratos. También digo que todo es mentira. Y es así. Este resumen documental va de eso: mucha cinta de video, alguna autodestrucción, muchos recuerdos de grupos anteriores (vaya nombres como Proceso entrópico, Zumo de vidrio, Tres de ellos, Edición Fría, Los modos…) de los miembros del grupo… Y no podemos vivir de los recuerdos. No sé si Fran Fernández y Sergio Algora se llevaban bien o mal, pero me da igual: hicieron himnos maravillosos. Quizás HDS no hicieron tantos como debieron. Yo no vengo a hacer amigos, también le digo a mis alumnos. Con algunos sí he hecho amistad después, pero eso es otro cantar. Se centra al principio el documental en sus inicios zaragozanos, y su aragonismo, y las cintas y la primera vez que sonaron en Radio Zaragoza, en la Ser, y los cambios en su formación y en aquella canción de la primera maqueta. También aquel concurso de Radiocadena Española del 1986 con los conciertos finales en Salamanca y Gustavo Montesano y Roberto Durruty, y los nombres de las salas de entonces y su primer contrato con Hispavox (¿se puede decir hoy Hispavox y el nombre de las discográficas de entonces?). Y Pito, y la entrevista con Abellán en Los 40 y Mar adentro. Hay un antes y después (frase típica número 1 de muchas conversaciones) de Mar adentro. Siempre. ¿Qué sería de nosotros sin Mar adentro? ¿Qué sería de nosotros sin Miguel Sánchez-Ostiz? Mar adentro son, para mí, Las pirañas. Y Phil Manzanera, y el papel de Radio 3 en el asunto (aparece Diego A. Manrique como el menos bueno de la película de la crítica [o cítrica] musical), y esa forma despectiva de llamarlos “Los Hombres G del Moncayo” (siempre está bien darle un tono geográfico al asunto). Es una batalla que tengo perdida, la de la crítica. En cualquier rama artística, la crítica es necesario, pero no siempre justa. Faltaría más. No queremos lo insípido en nuestra vida, para eso siempre podemos escupir en el mar. Cuando juntaba letras en los 90’s, repetía mucho unas palabras de El Porvenir de España de Ángel Ganivet: “Mientras en España no existan hábitos intelectuales y se corra el riesgo de que las ideas más nobles se desvirtúen y conviertan en armas de sectario, hay que ser prudentes. La sinceridad no obliga a decirlo todo, sino a que lo que se dice sea lo que se piense”. Lo que se piense. No somos críticos ni jueces, somos observadores con más o menos don (o ausencia) de palabra, y esas palabras pueden herir o dañar o esconder errores o magnificar el asunto. O no. O simplemente todo sea una percepción. Percepciones equivocadas o acertadas, como sus viajes a Alemania, a Bélgica, a Suiza. La llegada de El espíritu del vino, y Londres y su Gira del Exceso y la llegada del mejicanito, y Benasque y Los Angeles y Avalancha y las diferencias y el problema de la mano de Juan, y la disolución y luego la vuelta en 2007 para 10 conciertos multitudinarios. Como si fuera ayer. Todo esto me parece que ocurrió ayer. Pero va a ser que no.
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